Un Congreso que vuelve a negar nuestros derechos

Un Congreso que vuelve a negar nuestros derechos

Hoy noviembre duele más que de costumbre. Junto al recuerdo del asesinato de las hermanas Mirabal, nos llega ahora la condena de muerte que nos sirve el Congreso Nacional vestida de legalidad. Y lo hace, cual si fuera una burla fatal, justo una semana antes de conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Sé que la Iglesia Católica, la derecha recalcitrante y la hipocresía tienen más peso en esta media isla que cualquier atisbo de sensatez. Pese a ello, y aunque era previsible, lastima confirmar que los políticos criollos prefieren atentar contra la vida de miles de mujeres con tal de congraciarse con los poderes fácticos.

Así ha quedado en evidencia tras la aprobación del Código Penal, que penaliza la interrupción del embarazo aunque amenace de forma inminente la vida de la mujer (y lo más probable que dé al traste con la vida de ambos, por demás).

Como si esto fuera poco, los congresistas decidieron penalizar con dureza los feminicidios íntimos, como si los demás no tuvieran peso ni importancia.

A veces uno quisiera pensar que vive en una sociedad moderna, que ha avanzado. Pero qué va: aunque hemos logrado conquistas a nivel económico, las mujeres somos continuamente violentadas. Y es que, aunque los legisladores siempre lo olviden, negar nuestros derechos es una forma de violencia.

Esa violencia, sin embargo, pasa desapercibida para muchas dominicanas (como la mayoría de las legisladoras que dejan pasar todas esas cosas sin hablar). ¿Cuándo despertaremos y comenzaremos a luchar? El 25 es un buen día.

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