Un derroche de ambiciones

Un derroche de ambiciones

Ya quisieran los políticos dominicanos que este derroche estuviera relacionado con la universal balada de Manuel Jiménez, Derroche que es la melodía preferida en este siglo XXI como lo fue Por Amor en el siglo pasado. Sin dudas que Ana Belén y Julio Iglesias la elevaron al tope de la aceptación hemisférica y mundial, ya que hasta al cantonés se tradujo.

No! Esta vez les voy a comentar de un derroche a raudales de las ambiciones de los políticos que han encontrado un nicho muy particular para hacerse ricos bajo la complacencia de una estrategia política de acaparamientos de voluntades para aferrarse al poder sin importar los medios utilizados. Y eso lo han logrado hasta ahora los que detentan el poder desde el 2004.

Los políticos no escarmientan. Y pese a tener su barba en remojo con lo que está pasando en el continente a raíz del descarado soborno generalizado patrocinado por la empresa brasileña la Odebrecht, continúan como aquel caminante tan campante como el wiski. Cada día se denuncian nuevos actos de corrupción no solo en este país sino en otros del hemisferio de manera que le da forma a una tendencia humana que los vuelve irracionales al momento que tienen de frente la tentación para enriquecerse.

Quizás el funcionariado local e internacional estarían dejando tranquilas a las multinacionales que están bajo la lupa de organismos internacionales en el control de sus actividades donde circula mucho dinero. Entonces el empeño es asediar a todo tipo de empresas y personas que trabajan localmente en los suministros y ventas al Estado. Y de ahí vemos cómo personajes con parentescos con altos funcionarios o amigos de escuela y de barrio convertidos en prósperos personajes disfrutando de las bondades de elevados ingresos en una sociedad sibarita fruto de esas relaciones. Pero como esos nuevos suplidores al Estado son tan allantosos exhiben ese origen de esa súbita prosperidad frente a sus conocidos y ellos confirman el origen de esa repentina bonanza de último modelo lograda de la noche a la mañana. Hacen gala de su cercanía con el funcionario que es su padrino y a la vez receptor de la mayor parte de ese dinero sustraído del Presupuesto nacional.

Pese a que actualmente existe un celoso cedazo para los suplidores al Estado, el funcionariado se busca la forma de evadir los controles alegando que son compras de emergencia. Pero el ciudadano se entera de esas indelicadezas, ya que son realizadas de forma burda y luego ostentosamente el suplidor exhibe una prosperidad que extrapola a su enllave oficial favorecido como un padrino dispuesto a correr un riesgo. Por suerte en este país hasta ahora no se llegaba muy lejos en consecuencias judiciales. Pero ahora hay una voluntad ciudadana de presionar para que se castigue los actos dolosos como los de la OMSA donde vulgares manejos contables quisieron enceguecer a los auditores oficiales tratando de ocultar sus bellaquerías bajo la premisa que eran compras de emergencia. Esto llevó al asesinato de un valiente abogado que mantuvo una actitud combativa hasta que fue eliminado por los intereses tan grandes que fueron expuestos a la opinión pública.

No hay dudas, se respira otro ambiente para no dejar pasar la corrupción que era el rasgo más definitorio de los políticos dominicanos. Las autoridades locales con timidez le están dando el frente a los diversos casos de corrupción llevada a cabo por la Odebrecht. Sin embargo, todavía existen otros capítulos de la misma tesitura que están bajo el ojo inquisidor de la potencia hegemónica del continente y del mundo. Los Estados Unidos a cada momento anuncian la cancelación de visas o el embargo de cuentas en su país de políticos como funcionarios y reconocidos por su estela de corrupción que los ha expuesto ante sus conciudadanos. Así se les ha perdido el respeto que se les tenía y son motivos de conversaciones grupales y a ‘sottovoce’ dando cuenta de todas sus acciones de vulgares malandrines.

La presión popular en el país, a través de diversas movilizaciones de masas como la Marcha Verde, ha espabilado a las autoridades que pretendían continuar con la costumbre dominicana y de otros países de tapar el sol con un dedo. Y era para ignorar la irritación y rechazo de ver las cosas mal hechas y decir que aquí no ha pasado nada. Para los políticos enquistados en el poder tales ocurrencias son tan solo fruto del rumor público, pese a que un momento dado aseguraban al país que tales hechos serían perseguidos, aun cuando tan solo fueran simples denuncias o de un rumor público.

Publicaciones Relacionadas