Un dilema ambiental

Un dilema ambiental

La gente no sabe a qué atenerse cuando el Ministerio de Medio Ambiente responde con simples negaciones las denuncias que sobre daños ambientales provocados por extracción de materiales de las cuencas de los ríos formulan sectores preocupados por la preservación del ambiente. En el fin de semana, Peter Orr, presidente de la Asociación para la Protección del Medio Ambiente y el Turismo en Sosúa-Cabarete, y el diputado Juan Carlos Quiñones denunciaron el deterioro ambiental en Sabaneta de Yásica y La Lometa por la explotación de agregados de construcción, pero Medio Ambiente negó que en esas zonas se esté cometiendo la depredación denunciada. Atribuyó la queja a una supuesta puja de intereses.

Pero la denuncia ha sido reiterada por los señores Peter Orr y Juan Carlos Quiñones, y esta vez fortalecida con fotografías que muestran parte del deterioro ambiental provocado por las extracciones de materiales. En esas circunstancias, la sociedad se queda llena de dudas sobre la manera en que se protege el ambiente. Los denunciantes sostienen que las extracciones de arena del río Yásica y de las dunas de Gaspar Hernández están provocando verdaderos daños ambientales que hay que detener. Es necesario aplicar con rigor las normas de protección de dunas, bosques, cuencas hidrográficas, y hacerlo de una manera que no deje la menor duda en los ciudadanos.

UN GRAVE DILEMA SOBRE SEGURIDAD

Nuestro método de lucha contra el delito anda peligrosamente despistado, porque con frecuencia pasmosa los intercambios de disparos suplantan el papel que ese mismo método ha asignado al aparato judicial, creado para procesar y castigar los actos reñidos con la ley. No pasa un día sin que caigan abatidos, en alegados intercambios de disparos con policías dos, tres y hasta cuatro sospechosos de ser autores de delitos. Para colmo, nada, ni siquiera el mismo método, rompe la inercia de un Ministerio Público que está obligado a investigar toda muerte violenta.

Defendemos el derecho de los policías a responder las agresiones que pongan en riesgo su seguridad. Pero la frecuencia de los intercambios de disparos hace sospechar que en la lucha contra el delito se podría estar abusando de la vía rápida, del gatillo alegre. Este despiste brutal en el método anti delito genera incertidumbre.

 

 

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