Un encuentro con Teo

Un encuentro con Teo

“¡Hola Píndaro!” –exclama Herminio-…”¿Hacia dónde enfilamos los cañones hoy?” –como preguntando la ruta a seguir-… Mientras se miran uno al otro, una fuerte humareda que cubre la carretera parece tragárselos y, de pronto, transportarlos a una desconocida y nueva dimensión…
“¡¡¡Ueyyyyyyy¡¡¡ –grita Herminio-… mientras el carro parece descender a una especie de nube blanco, muy blanca…. allí donde las almas buenas hace su ambiente y esparcen sus deseos… “¡Frena, Píndaro… frenaaaaaa” –exclama sin control, al darse cuenta de que han entrado al tiempo físicamente pasado, pero espiritualmente muy presente…
Ambos muestran su asombro… Están en la gran avenida de tres vías 27 de Febrero haciendo esquina con la Tiradentes… La pizzería El Avestruz, repleta de gente, les llama poderosamente la atención porque entre los clientes hay un grupito liderado por un jovencito que discute acaloradamente sobre un concepto de medicina con otro compañero que no parece compartir las mismas ideas… Son Teo Veras y Julio César Lora, dos casi hermanos cuyas malas noches en la UNPHU son suavizadas con las deliciosas pizzas de Mike Benson y su Avestruz y con las palabras calmadas de Federico Astwood…
Herminio –fresco al fin- se le acerca y engrapa de inmediato… Píndaro les observa desde una distancia prudente, dispuesto a registrar esos momentos inolvidables con Teo…
“Acabo de llegar desde Santiago y, para mí, ustedes son mis primeros amigos, pues en esta selva no conozco a más nadie –expresa Herminio-… ¿Puedo unirme a ustedes?” –pregunta-… ¡Dicho y hecho!… Así surge una nueva y valiosa amistad…
Varios día después, Teo le cuestiona a Herminio sobre qué piensa hacer, a lo que recibe como respuesta: “Ya estoy inscrito como transferido en la Facultad de Economía de la UNPHU”… “¿Y qué hacías en Santiago antes de mudarte?” –pregunta Teo… “Es que estaba en la Madre y Maestra, pero mamá decidió mudarse a la capital y, ¡aquí me tienen!… Mientras llevaba a cabo mis estudios, tuve la oportunidad de, como locutor noticioso –autorizado por la Gobernación de esa ciudad-, de inaugurar Mundo Visión junto a Alberto González Rubio, César Pichardo y Johnny Nouel…”.
Teo toma la iniciativa y le dice a Herminio: “Mira, Federico Astwood y yo vamos a tomar nuestros exámenes de locución en dos semanas en el Palacio de Bellas Artes… Yaqui Núñez será director del jurado… ¿Te quieres examinar?”… Así fue. Y, resultó ser que los tres salimos airosos y a celebrar… Píndaro mete la cuchara y pregunta: “¿Y cómo caen ustedes a trabajar juntos en HIN Radio?”… “Precisamente vamos camino allá –dice Teo-, quiero que Don Pepe conozca a Herminio, pues debe entrar a formar parte de nuestro equipo”… Don Pepe Bonilla era propietario de Rahintel y HIN Radio y trabajar para él era anhelado por cualquier joven que tuviese deseos de aprender y tuviese aptitudes para las comunicaciones…
Al entrar al canal –ubicado frente a la Lotería en La Feria-, escuchamos las voces de Sonia Silvestre y Charityn, en un dúo que es cerrado en aplausos y despedido por el talentoso Freddy Ginebra… Finalizaba el programa Gente y, luego, entraba al aire “Los Recién Casados”, guiado por Ellis Pérez… Herminio pensó para sí: “Este es mi canal… Si logro entrar van a tener que sacarme con grúas”….
“Federico y Teo me llevan al despacho al fondo de un oscuro pasillo y, justo al entrar, sale con una sonrisa en los labios el gran y único Héctor –Papi-Quezada… Frente a mi, tengo a una persona de cara redonda, con lentes a medio lado, muchos papeles frente a él y una sonrisa que brota con espontaneidad… Es Don Pepe… Sólo escuchó a Teo y sus órdenes fueron claras: ‘¡Estás en el equipo!’.”
“Esa semana estuve analizando los movimientos de Teo, mientras controlaba el programa ‘Blanco y Negro’, para Mónica y Lucita Martínez Teddy, y mientras daba riendas sueltas a sus instintos con sus ‘3,600 Segundos en Bote’… Tres meses más tarde, Teo, Federico y yo recibimos la asignación de tener que narrar la primera carrera de velocidad a celebrarse en la Base Aérea de San Isidro, desde un balcón de menos de dos pies de ancho… ¡No sé cómo lo logramos… pero lo hicimos!”
El domingo siguiente, mientras conversábamos los tres con Manuel – el operador invidente más eficiente que he conocido y que estaba en la recepción de Rahintel-, nos lamentábamos de que, al no ganar lo suficiente y por no disponer de un vehículo propio, no pudiéramos estar en un juegazo que se llevaba a cabo en San Pedro de Macorís entre Aguilas y Estrellas… Nuestras expresiones fueron tan fuertes que se escuchaban en los pasillos del canal… Qué nos íbamos a imaginar que, justo detrás de un marco de la puerta de un pasillo, estaba Don Pepe escuchándonos… En el momento menos esperado, asomó la cabeza y exclamó: ‘Los quiero a los tres mañana temprano en mi oficina!’…
Para sorpresa nuestra… ¡el lunes en la mañana teníamos en nuestra manos las llaves de tres nuevos vehículos obsequio de la emisora!

Curiosos al fin, Píndaro hace a Herminio la pregunta del millón: “Y, cuál fue el evento que más te marcó al lado de Teo, mientras estuvieron junto en HIN Radio?”… En sólo unas palabras te lo cuento –respondió Herminio… Luego de un libreto que redacté y revisó Teo, Pasamos 15 días amaneciendo –desde que cerraba la transmisión de la emisora a la 1:00 am hasta las 5:30 am, editando –a mano, pues no existían los dispositivos digitales- el especial radial “Beatles 60-70”, un compendio de diez horas que se convirtió en la primera transmisión de diez horas continuas de una producción musical a nivel nacional.

Sin darnos cuenta, Píndaro nos recuerda que nuestro vehículo está saliendo de esa maravillosa nube de recuerdos con Federico Astwood Teo Veras… Cada uno de nosotros estará ahora por su lado, pero nuestros corazones siempre seguirán unidos…”.

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