Un estilo de vida de buen comer y gran fraternidad

Un estilo de vida de buen comer y gran fraternidad

En 2014, y después de permanecer año y medio viviendo en Los Cabos, Conrad Bergwerf, director general de Paradisus Palma Real en Punta Cana, vino a la República Dominicana y abrió un capítulo de La Chaîne des Rôtisseurs, una sociedad gastronómica internacional.
Recién designado como director de Paradisus La Perla y Esmeralda en Playa del Carmen, Riviera Maya, México, Conrad hace un repaso de la reciente historia de esta organización en nuestro país.
Su principal motivación fue la calidad de la gastronomía de esta media isla caribeña y que “al dominicano le gusta la buena comida y la buena mesa”. Aunque hace más de ocho años hubo un intento de crear un capítulo en el país nunca se materializó, sino hasta su llegada.
Él y sus buenos amigos Gustavo y Manuel Gómez comenzaron a buscar candidatos para formar la junta directiva y a partir de ahí invitar a posibles prospectos.
Origen de la Chaîne des Rôtisseurs. Todo comenzó en Francia, cuando el rey Luis XIII se reunía periódicamente con sus amigos más íntimos y se creó la corporación de asadores con el nombre de “Les ayeurs” (Los asadores de gallina), cuya principal tarea era asar ocas, unas aves de apreciada carne en aquel entonces.
Así fue como nació, en 1248, lo que se conoce como La Chaîne des Rôtisseurs o “cadena de asadores”, según nos contó Conrad Bergwerf, encargado de misiones de La Chaîne des Rôtisseurs en la República Dominicana.
Con su tono de voz calmado, este elegante y fornido hombre de nacionalidad holandesa, y a adaptado a nuestras costumbres, nos reunió en uno de los salones de La Bodega en la avenida México, para, en un ambiente de tenue luz, hablarnos sobre este exclusivo círculo que en la actualidad ya está en 60 países.
El perfil de este capítulo se basa en la camaradería, confraternidad y es para aquellos que disfrutan la gastronomía y la enología. “No hay un estatus per sé para formar parte, cualquiera que desee estar puede hacerlo”, dijo pero especificó que el cupo es limitado a un máximo de 100 miembros.
Actualmente la organización en República Dominicana tiene 60 personas, de las cuales solo dos son mujeres y siguen recibiendo solicitudes. Aquellos que cumplan con el perfil establecido, “son más que bienvenidos”.
¿Cómo se abrió esa puerta en RD? Conrad Bergwerf es miembro de La Chaîne desde que vivía en Asia, Indonesia, y luego en México. Por eso decidió ponerse en contacto con la sede principal en Francia para explorar la posibilidad de crear una aquí. Lo demás es historia. Cuando le dijeron que si, comenzó a buscar los lineamientos para formarla: se requiere que sean 60 personas como mínimo, crear una junta directiva y hacer el proceso de inducción, en el que el nuevo miembro es formalmente aceptado y recibe una cadena de color según su nombramiento y tarjeta que lo identifica.
Si eres médico, abogado, ingeniero o cualquier profesión que ejerzas puedes formar parte. De acuerdo con Conrad, existen dos modalidades: miembro profesional, que corresponde a aquellos que trabajan o tienen un hotel o restaurante, y miembro no profesional, formado por aficionados a la gastronomía.
Destacó que nuestro país tiene un nivel alto de gastronomía y hay que resaltar esos valores, así como la enología.

Se paga 350 dólares al año y las cenas van desde 120 a 150 dólares. Los que no son miembros pueden ir una vez a una cena, pero para volver tienen que afiliarse. Cuando se llega al límite de cien, se subdivide un capítulo, por ejemplo en Punta Cana o en Santiago.
Para este caballero amante de las buenas costumbres “es un logro importante porque no es fácil, tardamos casi un año en aterrizar todo”.
Informó además que en octubre del año en curso tendrán una degustación de vinos en el restaurante Pat’e Palo en la Zona Colonial y en la tercera semana de mayo tendrán en París el gran capítulo a nivel mundial.
Objetivos en materia de caridad:
La Chaîne es más que comida y vinos. Sus miembros participan de las actividades y contribuyen en los programas humanitarios de la asociación de caridad de la Chaine des Rotisseurs (ACCR), creada para ayudar a los desfavorecidos a través de programas educativos, sociales, culturales y de ayuda humanitaria, especialmente para niños de todas las nacionalidades.
También realizan concursos nacionales e internacionales para descubrir nuevos talentos.

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