Un recorrido por algunas joyas ecoturísticas de República Dominicana

<STRONG>Un recorrido por algunas joyas ecoturísticas de República Dominicana</STRONG>

Cuando en 1949 el poeta Pedro Mir describió a la República Dominicana como un país “sencillamente liviano, como un ala de murciélago apoyado en la brisa”, en su poema “Hay un país en el mundo”, quizá solo se refería a sus características geográficas.

Sin embargo, este hermoso tercio de isla, es más que una porción de tierra entre mar y arena. La República Dominicana cuenta con inigualables paisajes y lugares, dignos de ser considerados “joyas ecoturísticas”.

Solo hay que recorrer las distintas regiones del país para encontrar desde un mar inmensamente grande hasta un espacio como el Hoyo del Pelempito, ubicado en la provincia de Pedernales, tesoro natural que forma parte del Parque Nacional Sierra de Bahoruco.

Este maravilloso lugar cuenta con especies animales y vegetales únicas dentro de la isla. Tiene forma triangular con un perímetro de ocho kilómetros cuadrados y su fondo se ubica a 348 metros sobre el nivel del mar.

Recurso único en el mundo. Este valle está rodeado de montes que alcanzan hasta mil 186 metros y posee un microclima autónomo. Además, de algunas minas de larimar, único lugar en el mundo donde se puede encontrar este mineral, según expertos.

En Pelempito cohabitan alrededor de 27 especies de fauna, donde tienen notoriedad dos especies de cuervo, el chirrí y el barrancolí. También se puede encontrar solenodontes y jutías, animales endémicos de la isla y que están en peligro de extinción, de acuerdo a información publicada por el Cluster Turístico de Pedernales. 

Con relación a la flora se pueden encontrar el aceitillo, el guano, los pinos y el palo de barraca que son algunas de las mil 434 especies que están en el Hoyo de Pelempito, de las que 439 son endémicas.

Tierra abajo está Pelempito. Envuelto en una profundidad de 700 metros, en este hermoso lugar, se registran temperaturas frescas desde 25 a cero grados centígrados, lo que no ha sido obstáculo para habilitar un centro de visitantes, junto a numerosos senderos interpretativos, donde hay un área dotada de baños y un espacio para picnic. 

En su parte más baja posee un bosque seco subtropical, lo que unido al verdor y frondosidad de su vegetación, sus bosques tropicales y montañas, podrán seducir a cualquier visitante que además de ver su belleza imponente, quiera sentirse en contacto directo con la naturaleza.

 

Video: Hoyo de Pelempito y Bahía de las Águilas

 

La Bahía donde el lejano sur se convierte en paraíso. Pero el Sur cuenta con otra piedra preciosa impresionante que puede acariciar las emociones del más racional de sus visitantes: Bahía de Las Águilas.

Con una de las costas más bellas del país y ocho kilómetros de longitud, esta paradisíaca playa, repleta de arena blanca proveniente de los arrecifes de coral de la costa cercana, está ubicada al Oeste del Parque Nacional Jaragua y va desde punta Chimanche hasta punta Águila.

En Bahía de Las Águilas, también ubicada en la localidad de Pedernales y con una extensión de 37 kilómetros de largo, se pueden encontrar tortugas carey, iguanas verdes y manatíes.

Fue declarada Reserva Mundial de la Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el año 2002, por su importancia ecológica mundial, pues es una de los pocos lugares que aún se mantienen vírgenes y es una zona de cría del manatí antillano, una especie en peligro de extinción. 

¿Qué hay en Bahía de Las Águilas? En esta bahía conviven unas 130 especies de aves de las que 10 son endémicas, 76 residentes y unas 47 son migratorias.

Estrellas de mar, corales, iguana rinoceronte, paloma coronita, paloma ceniza, lambies y las praderas marinas son algunos de los atractivos de este inigualable lugar.

 

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Bahía de Las Águilas. Foto de archivo.

 

También la flora tiene su espacio. Plantas endémicas como la canelilla y el guanito junto al guayacán, el roble, el gayuco y la guasábara hacen vida en este espectáculo de la naturaleza. 

Visitar Bahía de Las Águilas es regalarle una visión mágica del mundo a nuestros ojos. Está prohibido acampar, hacer fogatas y dejar basura entre la maleza.

El Este tiene su encanto. Debido a la presencia de varios manantiales de agua dulce y a las especiales características naturales y climáticas de este enclave, Padre Nuestro es una de las rutas ecológicas y arqueológicas, más impresionantes de República Dominicana.

Ubicado en una depresión encajada entre dos farallones calizados denominado Valle de la Sábila, Padre Nuestro forma parte del Parque Nacional del Este.

Estos manantiales han sido utilizados como fuentes de agua desde de la más temprana ocupación humana de la isla.

En la zona, con un clima de bosque húmedo tropical, se han localizado lagos subterráneos y abundantes fragmentos de vasijas de barro que coexisten con los rastros del arte rupestre prehispánico de la isla.

Como una oración. Padre Nuestro, sublime y profundo, se yergue sobre roca caliza que incluye pequeñas zonas de cultivo, áreas de bosque deforestadas en proceso de recuperación y cavernas con manantiales de agua dulce.

En el área del Padre Nuestro se pueden encontrar una gran abundancia de cactus, casi 600 especies de plantas vasculares.

También han sido halladas 17 especies de mamíferos, 48 de aves de las que 10 son endémicas, 20 de reptiles de las que 19 son endémicas, dos de anfibios ambas endémicas, 33 de mariposas de las que siete son endémicas y dos de arácnidos.

Con relación a sus manantiales, un total de cinco, albergados en una caverna, constituyen un espacio donde se pueden apreciar una gran variedad de petroglifos.

Manantiales llenos de historia. En el Manantial de Chicho I, por ejemplo, se encuentra una plancha de agua de dimensiones reducidas. Mientras que en Chicho II, además de sus 26 representaciones petroglíficas, hay una gran cueva, donde se localiza un impresionante lago subterráneo.

También está el Manantial de la Lechuza, un impresionante sitio que cuenta con seis petroglifos en su entrada, en uno de ellos, se representa la cara de una lechuza y fue esculpido en bajorrelieve sobre una roca estalagmita.

Pero no se puede dejar de mencionar, el Manantial de la Jeringa, donde se pueden apreciar, unas 12 representaciones, una gran parte de tipo antropomorfo.

Un mágico lugar. Imagínese una cueva en la que por dentro corra un espectacular río de unos siete kilómetros de largo y que sus paredes estén preñadas de  una gran cantidad de muestras de arte rupestre.

Mucho más al Este del país, en Punta Cana, se esconde ese lugar: Cueva Fun Fun, una de las más grandes de República Dominicana.

Este  majestuoso escenario de la naturaleza está ubicado a nada más y nada menos que 15 metros de profundidad y su entrada se encuentra en el Parque Nacional de Los Haitises.

 

Video: Cueva Fun Fun

 

¿Cómo llegar a Fun Fun? Sin embargo, la parte más emocionante de conocer Fun Fun, es la travesía para llegar hasta su bien erigida entrada.

Para disfrutar de Fun Fun, es necesario dar un paseo a caballo y luego una caminata a través de un bosque húmedo hasta llegar  a la boca de la cueva, donde se debe descender unos 20 metros.

Ya en la caverna habrá que instalarse en algunos túneles y gigantescos corredores donde abundan las rocas estalactitas y estalagmitas y de paso deleitarse al escuchar el susurro de los ríos subterráneos.  

 


Cueva Fun Fun. Fuente externa.

 

Después se debe descender en soga haciendo rappel desde una altura de aproximadamente 20 metros al interior de la cueva.

Ya dentro podrá hacer un recorrido por las mágicas áreas llenas de petroglifos que junto al sonido del agua del río hacen de este escondite de la naturaleza, sea el ideal para valorar la belleza de los recursos naturales de “Quisqueya La Bella”.

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