Un sermón alternativo

Un sermón alternativo

El miércoles santo es el fin de la Cuaresma y el comienzo de la Pascua. Es el día en que Judas Iscariote se reúne con el tribunal judío para asuntos religiosos. Siempre se ha dicho que Judas, -único de los doce que asistieron a la última cena que no era galileo- conspiró con el Sanedrín para entregar a Jesús. Así lo consignan los Evangelios. El de San Mateo especifica que hubo un regateo: -“¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?”. En ese texto se habla de “treinta monedas” como precio de la venta. Pero hay que añadir que Judas fue el tesorero de la naciente comunidad cristiana. Pudo perfectamente robar la bolsa del grupo.

Tal vez los apóstoles de Cristo tuviesen “en caja” más de treinta monedas. Por este motivo algunos escritores -y exegetas del Nuevo Testamento- dudan que Judas fuese un traidor ordinario. Otro Evangelio afirma que Judas, al ver el desenlace del juicio de Jesús, decidió ahorcarse. Juan Bosch escribió un libro con este tema, titulado “Judas Iscariote, el calumniado”. Juan Bosch fue menospreciado -o descalificado totalmente- como “intérprete idóneo” de las Sagradas Escrituras. A pesar de haber trabajado cuidadosamente con dos versiones de la Biblia. Judas es modelo universal de traidor por haber vendido a Cristo. Pero su suicidio sugiere que se sintió agobiado por el arrepentimiento.

Comentar estas cosas fuera de los templos podría llamarse “sermón alternativo”; ahora tenemos “medicina alternativa” y muchas otras modalidades, de opinión y de conducta, rotuladas “alternativas” frente a los usos tradicionales. Quizás el actual Papa Francisco no se oponga a que los seglares escriban sermones en los periódicos. San Mateo reseñó que Jesús sabía que uno de los presentes en la cena “lo iba a entregar”. Y que Judas preguntó: -“¿soy yo acaso, señor?”.

La contestación de Jesús fue: “tú lo has dicho”. Quiere decir que Judas fue un instrumento para desencadenar la misión de Cristo en la tierra, pues inicia con su traición la marcha hacia el calvario. Marcio Veloz Maggiolo escribió novelas bíblicas: “El buen ladrón” y “Judas”. La historia sagrada no sería sagrada de no haber participación colectiva. Aunque a veces sean “intromisiones” de sujetos impertinentes que invaden los púlpitos.

 

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