Un trombón protagonista concierto Temporada Sinfónica

Un trombón protagonista concierto Temporada Sinfónica

Especial para ¡Alegría!
El segundo concierto de la Temporada Sinfónica 2015 tuvo un atractivo muy particular, pues rara vez hemos escuchado piezas sinfónicas cuyo instrumento solista fuera el trombón, y a este atractivo se adicionó que el director del concierto fuera el mismo instrumentista: nos referimos el excelente músico puertorriqueño Jaime Morales.

Dirigir una orquesta dándole la espalda y a la vez tocar un instrumento de gran proporción como el trombón es, más que una osadía, un verdadero reto que supo sortear el director solista al interpretar el Concertino para trombón y orquesta Op. 45, No. 7 del compositor sueco Lars-Erik Larsson, acompañado de orquesta de cuerdas.

El concierto consta de tres movimientos compactados, siendo la primera vez que se toca en nuestro país, y Jaime Morales es un virtuoso de su instrumento, al que le extrae un bello color que se decanta en los agudos.

La segunda pieza, “Divertimento caribeño No. 4” en su versión para trombón y orquesta, es una premier mundial, lo que nos complace y agradecemos.

Este divertimento de la compositora puertorriqueña Sonia I. Morales Matos, fue escrito para saxofón soprano y piano, y es un homenaje a su país y en él al Caribe insular, donde se escuchan los ritmos de la danza y la plena. Esta versión para trombón y orquesta se estrenó en nuestro país.

Nuevamente, Jaime Morales evidencia el dominio absoluto de su instrumento, y el manejo de una orquesta compactada con todos los instrumentos, vientos, metales, y batería como demanda este divertimento. La pieza es realmente hermosa y cercana, por lo que el público la disfrutó a plenitud.
Con el estreno de estas dos piezas se enriquece el repertorio de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional.

El director fue calurosamente aplaudido y esto lo llevó a un “encoré”, en el que interpretó en su calidad de solista, el bello “Adagio” de Albinoni.

En la segunda parte del programa se ejecutó la Sinfonía Fantástica Op. 14 de Héctor Berlioz.
Esta sinfonía es música programática, vanguardista, en la que el autor, inspirado en el amor y la desilusión, recrea en episodios fragmentarios, los sentimientos de un enamorado rechazado que decide quitarse la vida y, luego, sumergido en sus delirios, sueña con dar muerte a la amada para así, finalmente, expiar su culpa en un atroz infierno. La sinfonía rompe la tradición de los cuatro movimientos propios de la Sinfonía clásica.

Estos sentimientos van apareciendo en cada uno de los cinco movimientos de la Sinfonía. El primer movimiento “Sueños y pasiones”, el segundo “Un baile”, en el que tras la introducción del arpa y sus amplios arpegios, entran las cuerdas, y al ritmo de un vals exquisito se recrea el ambiente festivo. El tercer movimiento “Escena en el campo”, es un hermoso “adagio” pastoral, en el que violines y flautas conducen la melodía principal, transmitiendo la tranquilidad del campo.

El cuarto movimiento, “La marcha al cadalso”, es la fantasía del protagonista que marcha hacia su ejecución en medio de toques triunfales. El quinto movimiento “Noche del aquelarre”, es una apoteosis musical, el sueño de asistir a su propio funeral, en el “aquelarre”, conciliábulo nocturno de figuras infernales.

La dirección de Morales, aceptable, es -no obstante- empañada por momentos con la desafinación de algunos instrumentos de viento.

El hermoso sonido de las arpas accionado por dos artistas invitados, André Tarantiles y Laura Sherman, es un punto a destacar. La invitación de directores dominicanos como extranjeros es una feliz iniciativa del titular de la Sinfónica Nacional, maestro José Antonio Molina.

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