Una alfombra de agua cubre los pueblos del Bajo Yuna, en el Cibao

Una alfombra de agua cubre  los pueblos del Bajo Yuna, en el Cibao

Provincia Duarte
La catástrofe aún se cierne sobre los pueblos del Bajo Yuna, en la provincia Duarte, donde se observa un panorama desastroso.
En efecto, varias comunidades viven tragadas por el drama de las inundaciones, el desborde de ríos, la pérdida de cultivos agrícolas y el aislamiento.
Los copiosos aguaceros que anegaron Arenoso, Villa Riva, Guaraguao y otros lugares, provocaron graves daños a la agricultura y golpearon viviendas.
Es tal la incomunicación entre Los Peinados, Los Contreras, Guaraguao y Majagual, que algunas personas deben usar botes para trasladarse de una comunidad a otra, y también para llevar motocicletas y pertenencias personales.
La razón es que una alfombra de agua se extiende por varios kilómetros de carretera y mantiene aisladas a decenas de familias.
El río Yuna se desbordó y embistió casas en los barrios Los Estudiantes y El Palmar, en Arenoso. La riada causó que los afectados sacaran sus ajuares o los engancharan en el techo de sus viviendas.
La familia de Cirilo Sánchez fue una de las 60 que estaban refugiadas en el Centro Educativo Salomé Ureña, pero que ya regresaron a sus respectivas moradas.
Tras perder un televisor, una estufa y otros enseres, Sánchez espera que el Gobierno culmine un proyecto habitacional para reubicar a las familias afectadas.
Su vecino Víctor Acosta espera lo propio. No es la primera vez que sobreviene la catástrofe, y él está consciente de que el río representa una seria amenaza, ante la posibilidad de que persistan las lluvias. Sin embargo, Acosta estima que la situación es peor esta vez, porque el Indrhi construyó un muro de piedras para permitir el abastecimiento de agua a las plantaciones de arroz cercanas.
La opinión de Acosta es compartida por otros vecinos, quienes atribuyen al muro la lentitud con que descienden las aguas.
No obstante, un técnico del Indrhi, Tomás Ramírez Rosario, dice lo contrario. El muro fue construido provisionalmente, según él, debido a que el desbordamiento del río rompió el dique. Las crecidas siempre se han producido, y por eso dice que no son raras las recientes inundaciones.
En tanto, el alcalde de Villa Riva, Leonardo Santos, tiene razones para deplorar la situación. Su preocupación realza los graves daños ocasionados a la producción de arroz, cacao, ají y lechosa. Las pérdidas son incuantificables.
Tres productores del municipio sufren esas pérdidas: Utiliano Hernández, Elpidio Mercedes y Manuel Emilio Mercedes.
Hernández tiene en riesgo 130 tareas de arroz en Majagual, y estima que solo podría recuperar un 30% de la producción.
De las 130 tareas, 70 están aseguradas por Agrodosa. Así también, las 35 tareas de Elpidio Mercedes y las 30 de Manuel Emilio Mercedes también están amparadas por Agrodosa. No obstante, los tres se quejan porque la aseguradora no les ha correspondido.
La calamidad de Majagual sale a relucir con el trabajo de un grupo de mujeres que desentierra lombrices para usarlas como carnada y pescar en el Yuna, donde atrapan varias clases de peces. La catástrofe también está presente en el deterioro de las calles.
Además, unos agricultores emplean caballos para cosechar “el arroz que el río dejó”. A pesar de sus esfuerzos, el arroz que recogen es rechazado por las factorías, debido a la fragilidad del cereal.
Ante los estragos, el alcalde Leonardo Santos implora la asistencia del Gobierno, para restaurar las plantaciones y los caminos.
El río Yuna no fue el único que creció, pues el Payabo también se botó y arrasó cosechas. Lo peor es que la crecida de aquél impide el desahogo de este.

Mientras tanto, el distrito municipal de Guaraguao está inundado y sus calles deterioradas. No tiene conexión con Los Peinados, Los Contreras y Majagual, debido a la riada que abarca varios kilómetros. Para llegar a esos sectores es obligatorio usar botes para trasladar personas y objetos.
Ayudas y acciones. Según el director local de la Defensa Civil, Juan Pablo Inoa, las familias afectadas reciben raciones alimenticias, gracias a una cocina móvil dispuesta por los Comedores Económicos.
“Le estamos dando asistencia a todo el Bajo Yuna, antes, durante y después de cada fenómeno. Estamos distribuyendo la comida y haciendo un sondeo por las zonas afectadas. No se ha perdido una vida”, explica.
Inoa informa que un hombre está desaparecido en Hostos, La Tarana, tras lanzarse a la crecida del río la mañana del jueves. Tenía problemas familiares.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas