Una mirada a la salud mental

Una mirada a la salud mental

Psiquiatra Jose Miguel Gómez.

El viernes 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental. En cada región y en cada continente se activaron las propuestas sobre políticas públicas en salud mental. En el presente se invierte menos del 1% en salud mental. La demanda de atención y servicio han aumentado, sin que exista el acceso a una cobertura nacional ni regional a la salud mental. Las provincias de Bahoruco, Pedernales, Jimaní, Samaná, Elías Piña, etc. no tienen servicios, ni camas disponibles para los Trastornos Psiquiátricos; pero tampoco, los medicamentos, ni la atención comunitaria en salud mental.

A nivel nacional faltan más de trescientos psiquiatras; apenas unos trescientos prestan servicios para una población de 10 millones de personas. La demanda en salud mental son: Depresión, Bipolaridad, Trastorno de ansiedad, abuso y dependencia de drogas, esquizofrenias, problemas de conductas, disfunción familiar, problemas de parejas, trastornos conductuales y demencia. En los últimos años han aumentado los trastornos por droga, alcoholismo, ludopatía, compras compulsivas y trastornos alimenticios.

Para mal, la población joven y adultos productivos son los que tienen más pro- blemas y mayor vulnerabilidad a padecer estos trastornos. Los suicidios, la desesperanza aprendida, el desempleo, la marginabilidad, la exclusión y las frustraciones han aumentado en la población y en toda Latinoamérica.

Es evidente que los problemas de salud mental se han triplicado, los servicios no se corresponden con las demandas, y hacen falta camas hospitalarias y medicamentos para las personas enfermas y pobres en salud mental. Es una pena y una falta de justicia social que las ARS no incluyan las enfermedades mentales, ni los medicamentos de la población vulnerable.

La mirada a la salud mental nos dice que más gente vive insatisfecha, sin sentir el bienestar y sin sentir la felicidad. Pero también, sin sentir la calidad de vida ni la calidez. El equilibrio, la equidad y la eficacia es que más dominicanos tengan el acceso a salud mental. Y que aquellos enfermos crónicos, que viven o deambulan por las calles, puedan tener respuesta humana en la rehabilitación psicosocial.

Los niños y adolescentes no tienen camas disponibles, y la atención no es universal ni de cobertura regional.

El panorama es crítico. El presente y el pasado no han sido inclusivos en la salud mental. Los derechos de las personas que enferman no son reconocidos. Más personas presentarán problemas en la salud mental en los próximos años, y seguimos sin invertir en la salud. Los pobres, los indigentes, los excluidos del desarrollo socio-económico serán los más vulnerables. Los indicadores psicosociales y los nuevos estresores psicosociales y biológicos, predicen que en América Latina la salud mental es desigual, excluyente y poca valorada por los gobiernos. La mirada al futuro es que se invierta más en salud mental.

Que se piense en el bienestar y la felicidad de la población, de las parejas y las familias como parte del desarrollo social. Una población con salud mental es una ciudadanía con más valores, más equilibrada y más productiva y responsable. El mundo y la región desean poner una mirada humana a la salud mental. En la actualidad lo pendiente es: hacer diagnóstico temprano, tratamientos oportunos, y hacer posible la integración socio laboral, familiar, de la persona con enfermedad mental.

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