Una perspectiva del caso República Dominicana

Una perspectiva del caso República Dominicana

Para abordar el tema instituciones y crecimiento económico en la óptica de la Estrategia Nacional de Desarrollo, permítanme empezar resaltando que la economía de la República Dominicana ha sido la más dinámica de la región latinoamericana.

Ha crecido a un ritmo promedio anual superior al 5%  en los últimos 60 años, lo que posibilitó que, en términos per cápita, el país avanzara de una posición de cola (en los 50s del siglo pasado), hasta convertirse, ya casi, en un país de ingreso medio alto, que es el promedio de la región ALC (similar a los casos Colombia y Brasil).     

¿En qué medida puede asociarse este desempeño a progresos que se hayan registrado en la construcción de una mejor institucionalidad en el país? ¿Hay rastros, en la experiencia dominicana, que indiquen la validez de la proposición de una relación de causalidad entre ese desempeño del crecimiento económico y progresos en términos de desarrollo de la institucionalidad, buena gobernanza y estabilidad? 

Desde nuestro punto de vista, creemos que sí, y para fundamentar mi respuesta voy a referirme a lo que ha ocurrido en el país en cinco tipos de instituciones básicas que inciden de forma directa en el funcionamiento de la economía y que influyen de manera determinante en el desarrollo. 

El primer tipo de instituciones básicas a que me refiero son las encargadas de solucionar conflictos. Son aquellas que facilitan la integración social y favorecen la cooperación frente a confrontaciones, ya sean individuales o colectivas, por motivos económicos o políticos, etc. Si evaluamos el desempeño dominicano en función de estas instituciones, tenemos que concluir en que en estos años se han producido avances importantes en esta institucionalidad. Es eso lo que explica el largo periodo de estabilidad política que hemos vivido en la República Dominicana desde 1950. Salvo los años comprendidos entre 1961 y 1965, los restantes han sido años en los cuales, ya sea por acuerdos políticos o  por una solución autoritaria de los mismos, no se han producido conflictos políticos perturbadores para la dinámica de la economía.

En ese contexto, el país ha podido poner en marcha reformas institucionales en el orden económico, político y social, que han permitido producir los cambios requeridos para dar respuesta a la cambiante situación internacional.

Cabe indicar que aún en momentos de crisis hemos sido capaces de amortiguar o sortear los impactos negativos, gracias a que se han podido lograr los consensos necesarios en unos casos y, en otros, desgraciadamente, trillando caminos no siempre democráticos, lo que ha permitido mantener la gobernabilidad. 

El segundo tipo de instituciones básicas son aquellas encargadas de mantener la estabilidad macroeconómica.

Son instituciones vitales para la regulación de los ciclos económicos a través de su funcionamiento responsable y  eficaz. Me refiero al papel del Banco Central y el de las instituciones fiscales. En el caso del Banco Central de la República Dominicana se puede afirmar que ha jugado un papel estabilizador del nivel general de precios en la medida en que ha asegurado unos niveles inflacionarios relativamente bajos, adecuadas tasas de interés y tipos de cambio relativamente estables. Hay que destacar que esto ha sido posible debido a una creciente independencia en el diseño de políticas y en el uso de los instrumentos de política monetaria. En cuanto a las instituciones fiscales, cabe indicar que también se han producido mejorías importantes, lo que ha facilitado un manejo adecuado del endeudamiento público y un mejoramiento del sistema de tributación, y hoy, está a la orden del día consolidar aspectos referentes a la transparencia y a la rendición de cuentas de la política fiscal.

Sin embargo, no puede negarse que a lo largo de los últimos sesenta años hemos tenido en ocasiones serios problemas macroeconómicos, cuya expresión más concreta ha sido un cierto nivel de volatilidad en el crecimiento, nivel de inflación superior a un dígito e inestabilidad en los tipos de cambio; no obstante, el país ha sido capaz de producir, de manera consensuada y rápida, respuestas institucionales adecuadas que han permitido la reconducción positiva de la economía, lo que ha propiciado que los episodios de desviación respecto a la estabilidad hayan sido de corta duración.

En lo relativo al tercer tipo de instituciones básicas, que son aquellas instituciones reguladoras, fundamentales para el adecuado funcionamiento de los mercados, y que se ocupan de las imperfecciones del mercado, hay que mencionar los avances que se han producido en la regulación del sistema financiero, en la del sistema de telecomunicación, en el del sistema de transporte aéreo, en la del sistema de propiedad industrial e intelectual.

No obstante, somos conscientes de que se requiere mayor formalización de los sistemas reguladores del sector eléctrico, del sector transporte terrestre, del sector seguro, y de los órganos reguladores de los aspectos relativos al comercio.El cuarto tipo de instituciones básicas corresponde a aquellas que tienen la responsabilidad de garantizar los derechos de propiedad.

 Aquí también se han producido  avances.

El país ha mejorado en forma apreciable su sistema de justicia, tanto en términos de eficiencia como en términos de su independencia de los otros poderes públicos, y se han producido cambios importantes en los códigos y leyes destinados a la protección de los derechos de propiedad.

Esfuerzos modernizantes se han producido en el ámbito del Tribunal de Tierra, en lo que tiene que ver con su normativa y funcionamiento, así como con el Catastro.

El mejoramiento en la protección de los derechos de propiedad y la puesta en vigor de una legislación adecuada a la inversión extranjera directa explica porqué la República Dominicana se convirtió a partir de la década de los noventa del siglo pasado en el principal receptor de esta inversión, cuando se la compara con los países de Centroamérica y los demás del Caribe. No obstante, se reconoce que se requieren aún mayores esfuerzos en la dirección de garantizar un verdadero Estado de Derecho.

Finalmente, el quinto tipo de instituciones básicas son las que tienen la responsabilidad para el resguardo social que implica el mantenimiento de la paz social.

Son las instituciones legitimadoras de mercado, que proporcionan seguro, protección social, y se ocupan de la redistribución, como lo son el sistema de seguridad social y los programas de transferencias condicionadas. Estas instituciones son un factor decisivo en la gobernabilidad democrática. En este orden, la República Dominicana ha venido poco a poco construyendo un sistema de seguridad social cuya cobertura abarca una proporción importante y en ascenso de familias dominicanas, de niveles medios y bajos, que les permite acceder a servicios de salud de calidad que antes les estaban vedados.También hay que resaltar los programas de transferencia condicionada.

No obstante, a pesar de todo lo anterior, somos conscientes de que República Dominicana necesita seguir desarrollando esfuerzos importantes a fin de lograr un verdadero Estado con instituciones eficientes y transparentes, al servicio de una ciudadanía responsable y participativa, que garantice la seguridad y promueva el desarrollo y la convivencia. Esto permitirá lograr niveles de crecimiento superiores al promedio de los últimos 60 años y de que el país pueda dar el salto al desarrollo en los próximos veinte años para beneficio de toda su población.

Es en esa dirección que se enmarca la reciente aprobación de una nueva Constitución de la República y el proceso que hoy está en marcha para establecer de manera consensuada una Estrategia Nacional de Desarrollo para los próximos 20 años.

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Instituciones fuertes

A pesar de los avances obtenidos por  República Dominicana en los últimos años, el país necesita mantener sostenidamente los esfuerzos importantes encaminados a lograr un verdadero Estado con instituciones eficientes y transparentes, al servicio de una ciudadanía responsable y participativa, que garantice la seguridad y promueva el desarrollo y la convivencia. Esto permitirá lograr niveles de crecimiento superiores al promedio de los últimos 60 años y de que el país pueda dar el salto al desarrollo en los próximos veinte años para beneficio de toda su población. Es en esa dirección que se enmarca la reciente aprobación de una nueva Constitución de la República y el proceso que hoy está en marcha para establecer de manera consensuada una Estrategia Nacional de Desarrollo para los próximos 20 años.

La cifra

20 años,  es el período en el cual deberá estar en vigor  una Estrategia Nacional de Desarrollo que deberá ser consensuada entre todos los sectores de la vida nacional, y que deberá conducir al país a abandonar el subdesarrollo.

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