Una prueba para la Junta

Una prueba para la Junta

La autoridad de la Junta Central Electoral (JCE) anda en   terreno movedizo.

Desde  su resolución disponiendo el cese de la campaña de los partidos para promover sus ofertas presidenciales, la JCE se ha situado ante fuego cruzado diverso.

La oposición pone en entredicho la equidad de este mandato y alega que  favorecería al partido oficialista.

Y  grupos y personalidades consideran inadecuada la postura de la Junta y cuestionan su autoridad en esta materia.

El presidente de la Junta, doctor Julio César Castaños Guzmán, ha respondido en cada caso defendiendo la legalidad de la resolución y proclamando que la hará cumplir.

Esta parte del debate podría  ser pasada por alto sin que esto signifique restarle valor. La Junta ha sabido maniobrar en situaciones semejantes y “consensuar” intereses.

II

Lo  preocupante y que más pone en entredicho su autoridad es que una decisión   aprobada por el Pleno, sea cuestionada públicamente por uno de los jueces.

Las posiciones disidentes que no hayan prosperado en el Pleno, no deberían servir para cuestionar públicamente la autoridad de la Junta.

Lo saludable sería que quede disipado todo el humo de la duda sobre la autoridad de la Junta en materia de reglamentación de la campaña.

La disidencia interna proyectada hacia el público ya comienza a motivar señalamientos de filiación partidista que en nada convienen a la reputación de la Junta.

Para preservar su propia credibilidad y su salud como institución, la JCE debe poner en acción sus medios disciplinarios para impedir que las disidencias internas salgan a la luz pública para cuestionar su autoridad.

La Junta perdió tiempo para emitir la resolución que le ha traído todos estos problemas.

Ahora debe apresurarse para poner en orden sus íntimas disidencias.

A tiempo completo
Las libertades individuales, como la de expresión y difusión del pensamiento, se ejercen a tiempo completo, y también están en riesgo a tiempo completo.

Inspirado en  esta convicción, Pascal Peña Peña ejerció el derecho y la docencia sin descanso, para contribuir a la preservación y realce de esa libertad.

La muerte de este abogado y profesor universitario pone un cintillo de luto en el ejercicio del derecho y del periodismo.

Fue un destacado defensor de periodistas y medios de comunicación acusados de difamación e injuria, generalmente en intentos encubiertos dirigidos a  cercenar la libertad de expresión y difusión del pensamiento.

Fue un columnista destacado de los principales periódicos del país, en los cuales trataba a profundidad el tema de la libertad de expresión y difusión del pensamiento y las acechanzas a que  se enfrentaba.

Experto, como era, en la materia, fue consultor de varios medios de comunicación, a los cuales asistió cada vez que se vieron enfrentados a demandas relacionadas con el ejercicio periodístico. Sus artículos constituyen un verdadero tesoro didáctico.

 Nuestras más sentidas condolencias a su esposa Nancy, sus hijos y demás familiares.

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