Unidades de cuidados intensivos

Unidades de cuidados intensivos

Doctor César Gamalier Matos
Cardiólogo intensivista gerente del Departamento Terapia Intensiva HGPS
En medicina se usa con mucha frecuencia el concepto “estado crítico”, con el cual se identifica una situación clínica por la que atraviesa un paciente determinado. Es un término empleado por los médicos que atienden a dicho paciente en el momento de comunicarles a otros médicos, a los familiares del paciente o a los medios de comunicación interesados en el estado del paciente, que los signos vitales del mismo no son estables y, por tanto, la muerte puede ser un desenlace probable e inminente.
Por lo general existe mucha confusión en el entorno familiar de los pacientes ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos, porque muchas veces el personal de salud encargado de informar a los mismos de la condición de su paciente incurre en el error de usar términos de uso común en UCI, pero desconocidos para la población en general.
La aseveración de la gravedad de un enfermo se basa en la experiencia previa del médico que expone este criterio, unida a su capacidad de juicio diagnóstico (todo lo cual está influenciado por factores subjetivos), unida a los métodos objetivos de diagnóstico, tanto los clínicos como los dependientes de los exámenes complementarios.
Es tan importante precisar con exactitud qué paciente está grave realmente, que de esta distinción puede depender en gran medida el nivel de atención que se brindará en cada caso, influyendo no pocas veces, por tanto, esta definición en el resultado final del enfermo, es decir, si vivirá o no.
De igual manera, el paciente con esta condición grave o crítica se encuentra en una sala de cuidados intensivos, de un centro de salud donde los pacientes reciben soporte vital (técnicas y tratamientos de emergencia realizadas para mantener la vida del paciente tras el fallo de uno o más órganos vitales), y por lo general están conectados a diferentes equipos que permiten vigilar su estado constantemente: monitores, catéteres, sondas, ventiladores mecánicos y otros.
En sus inicios, las unidades de cuidados intensivos se presentaban como el paradigma de modernidad en el campo hospitalario, y como un avance que podía brindar la oportunidad de supervivencia a enfermos que hasta entonces estaban desahuciados.
Constituían un ambiente aún más extraño y hermético que hoy día, no sólo para los ciudadanos en general, sino incluso para los profesionales de otros departamentos de los centros de salud.
Ante los ojos y la sensibilidad de los pacientes, los familiares y los profesionales ajenos, el ambiente de la UCI se presentaba como una visión casi dantesca: enfermos conectados a grandes y ruidosas máquinas que les ayudaban a respirar durante un espacio de tiempo inespecífico a cambio de convertirles casi en una caricatura de sí mismos.
Eran enfermos hinchados, con unos riñones sin posibilidad de expulsar los líquidos fuera de su organismo por las vías normales y que exudaban por cada uno de los poros de su piel, produciendo una impresión de precadáveres, segregando humores vitales de manera muy inapropiada, anunciando su final en soledad a punto ya de concluir el trabajo de respirar.
Las UCI en la actualidad. En los años transcurridos las unidades de cuidados intensivos (UCI) han experimentado avances inimaginables en el campo científico-tecnológico que las han convertido en servicios eficientes e imprescindibles para la práctica médica actual.
Dicha percepción se asocia a la imagen simbólica de las UCI poseyendo la más alta tecnología de la que puede disponer un médico clínico en su práctica diaria, contando con los mejores recursos farmacológicos, el personal más especializado y poca limitación presupuestaria, por lo que es fácil concluir que estos servicios se han convertido, dentro del universo colectivo, en la “última frontera” de la biomedicina. Son considerados por los propios profesionales como el “hospital del hospital” y por la población general como “la última oportunidad” que tienen los enfermos críticos para superar sus graves problemas de salud ya sea de índole quirúrgica o médica, aguda o crónica descompensadas.
Desde esta visión, estos servicios cumplen la definición de lo que algunos autores denominan “institución total” (concepto ideado por el sociólogo Erving Goffman para designar un “lugar de residencia o trabajo donde un gran número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un periodo apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente” (Goffman, 1961: 13). Ejemplos típicos de instituciones totales son las cárceles o los hospitales psiquiátricos).

Términos médicos usados en  pacientes en condición crítica
En situaciones de salud crítica o terminal, es común que los médicos usen expresiones que podrían parecer vagas para los familiares y amigos, algunas de las cuales describiremos a continuación:
El enfermo grave: Es el que tiene una enfermedad de instalación brusca e inesperada que compromete su vida con peligro de morir a corto plazo (con frecuencia se identifica con el mismo nivel de severidad que el paciente crítico).
El enfermo crítico: Es cuando durante el estado de gravedad comienzan a manifestarse las fallas orgánicas múltiples de funciones vitales con inminente peligro de muerte (ejemplo: falla hepática, falla renal, insuficiencia respiratoria, daño hematológico, etc., con el común denominador de que existe una disminución severa de la presión arterial).
Consciente: Estar “despierto”. Entender lo que ocurre a tu alrededor.
Responder: La capacidad de reaccionar a los estímulos (dolor, por ejemplo).
Soporte vital: Es cualquier técnica para preservar la vida cuando fallan uno o más órganos vitales. Esto puede ser provocado por varios eventos como traumatismos, infecciones, cáncer u otras enfermedades crónicas. Algunos ejemplos son la diálisis, la ventilación mecánica, la aplicación intravenosa de medicamentos y la nutrición artificial.
Intubar: Significa que el paciente requiere dentro de su tráquea un tubo para respirar, ya sea para proteger la vía aérea después de un traumatismo o para posibilitar su respiración. Si los pacientes necesitan asistencia para respirar, a menudo se les conecta a un ventilador mecánico.

¿Pueden el paciente o   familiares tomar decisiones en UCI?

Existen dos conceptos para explicar este punto, los cuales guardan relación directa, aunque con ligeras diferencias: voluntad anticipada y consentimiento informado.
Voluntad anticipada: es la decisión que toma una persona de ser sometida o no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea imposible mantenerla de forma natural, protegiendo en todo momento la dignidad de la persona. La voluntad anticipada favorece la atención paliativa y los cuidados al final de la vida. El énfasis está en el acompañamiento del paciente durante esta etapa de su vida. Con esto no prolonga ni acorta la vida, respeta el momento natural de la muerte.
Son instrucciones escritas sobre los cuidados de salud que un paciente desea recibir. Estas pueden incluir la designación de un apoderado médico (quien tomará las decisiones médicas del paciente) y sus preferencias en relación con la resucitación (por ejemplo, la orden de “no resucitar”). Estas directrices se escriben antes de estar en una condición crítica y se utilizan una vez que los pacientes ya no pueden tomar sus propias decisiones respecto al cuidado de su salud.
Consentimiento informado: es la expresión tangible del respeto a la autonomía de las personas en el ámbito de la atención médica y de la investigación en salud. El consentimiento informado no es un documento, es un proceso continuo y gradual que se da entre el personal de salud y el paciente y que se consolida en un documento. Mediante el consentimiento informado el personal de salud le informa al paciente competente, en calidad y en cantidad suficientes, sobre la naturaleza de la enfermedad y del procedimiento diagnóstico o terapéutico que se propone utilizar, los riesgos y beneficios que éste conlleva y las posibles alternativas.

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