Unos riesgos a tomar en cuenta

Unos riesgos a tomar en cuenta

El crecimiento de la economía dominicana y la ejecución de un presupuesto artificialmente suficiente para gastos e inversiones son defendidos como gran logro de políticas de Estado y financieras; justificadas con ardor por quienes las llevan a cabo aunque para el país no pasa desapercibido el enorme costo en deudas –montaña de dólares y pesos que no cesa de cobrar altura- que acerca cada vez más, inexorablemente, el día en que habrá que apretar el freno y buscar fórmulas a la carrera para enfrentar acreencias creadas intensamente en años recientes. Desde el Estado y desde todos los sectores económicos, sociales y políticos debe admitirse con franqueza, de cara al pueblo, que el país llegará a una realidad que exigirá medidas heroicas y radicales para las que no parece haber condiciones.
El Gobierno que sea tendrá que llevar el uso exagerado de dinero al plano real de sus posibilidades sin seguir comprometiendo sus exiguas arcas, tomando en cuenta la inmensidad de tributos que tendrá que recibir por muchos años de los contribuyentes en prevención a un dramático default. Llegará la obligación de acrecentar los ingresos fiscales llevándolos a unos niveles de alto costo político y de daños a la actividad económica que a la gente le sería difícil resistir, un equilibrio que requeriría achicar nóminas oficiales disparadas sectariamente al calor de intereses partidarios y coyunturas electorales.

Tolerancia al  100 por 100

Si un millón de motocicletas, solo en Santo Domingo, circula por esas calles sin la chapa que permita conocer al vuelo su origen legal y facilite identificar a su dueño para establecer responsabilidades de lo que se haga con ella en las vías, los otros usuarios del transporte y los peatones pueden considerarse masivamente expuestos a desmanes causados desde dos ruedas por gente que ha sido dejada a la buena de Dios para violar la ley o agredir directamente a la sociedad huyendo con impunidad.

Se permitió que alcance proporciones monstruosas una irregularidad que fomenta infracciones y delitos y que explica el porqué la mayoría de los delincuentes, asesinos y ladrones, incluyendo sicarios, utilizan esos vehículos de dos plazas y versatilidad para la escapada. La Capital tiene aspectos de Territorio Apache.

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