El gobernador del Banco Central confía en que la economía dominicana, la de mayor crecimiento en la región en los últimos años, no se verá afectada por las elecciones generales de mayo.
Así lo expresó en una entrevista que concedió a la revista británica FIRST dedicada a la República Dominicana.
Valdez Albizu dijo que se proyecta este año que la República Dominicana continuará su rendimiento económico sólido, creciendo a su nivel potencial de 5.5 por ciento a 6 por ciento, y que la inflación convergerá hacia el límite inferior del rango meta de 4% ± 1% para finales del año, con un déficit en cuenta corriente de alrededor del 2 por ciento del PIB”.
Valdez estima que el desempeño macroeconómico será impulsado por un entorno internacional que será favorable para el país y que se caracteriza por la mejora de los términos de intercambio (en particular, los precios reducidos del petróleo y precios más altos del oro) y por la recuperación de los Estados Unidos, el principal socio comercial del país.
“Mientras que sus vecinos de la región son golpeados por la caída de los precios mundiales de productos básicos, la República Dominicana sigue su propio rumbo muy diferente”, destacó la revista.
“El gobernador del Banco Central de México me dijo hace poco que estamos riendo mientras que nuestros vecinos están llorando”, expresó Valdez Albizu.
“Afortunadamente, la República Dominicana tiene fuentes más diversas para las importaciones de petróleo y no se verá tan afectada por la pérdida del petróleo venezolano barato”, dice Valdez Albizu.
Además, destaca, gran parte de la fuga de capitales de Venezuela se ha colocado en los sectores comerciales y financieros de la República Dominicana.
Explicó que la República Dominicana aprendió las lecciones de la excesiva
dependencia de las materias primas durante el Gobierno militar de principios de la década de los años 60. “Cuando emergió de la dictadura en 1965, los sucesivos gobiernos introdujeron leyes para crear una base industrial y diversificar la economía”, agregó.
Recordó que para mediados de la década del 90, después de haber sentado los fundamentos para una base económica razonablemente diversificada, los sucesivos gobiernos comenzaron a establecer zonas económicas especiales que proporcionaban las condiciones ideales para la inversión de capital, permitiendo, efectivamente, que las empresas dentro de las zonas operaran al margen de la economía interna normal.
“Lo que la República Dominicana también hizo fue abrazar la globalización. Si bien desde entonces muchos otros países han hecho lo mismo, la experiencia de la República Dominicana ha penetrado más profundamente”, dijo Valdez Albizu.
Señaló que para los primeros años del nuevo milenio, la economía dominicana estaba más fuerte que nunca: había gozado del mayor crecimiento económico en América Latina desde la década del 70, con un promedio de 3.2 por ciento anual hasta 2003. Sin embargo, en ese mismo año se embarcó en el rescate del Banco Intercontinental (Baninter), el segundo banco privado del país, lo que provocó una crisis que duplicó la deuda del Gobierno y destruyó el valor de la moneda.
“Se necesitaba una revisión drástica para restaurar la estabilidad macroeconómica y la confianza en el sector financiero, así como para controlar la espiral de las tasas de interés y de inflación”, explicó Valdez Albizu.