Vaya con la preocupación

Vaya con la preocupación

La sexta reforma fiscal, en siete años, sometida por el mal gobierno de Leonel, Danilo, Rafaelito, José Tomás, Domínguez Brito, tío Franklin y 500 firmas más, permite asistir a un espectáculo en el cual a muchos se les cayó la venda y a otros se les ve  hasta el refajo.

Está suficientemente explicado que es la mala administración de este gobierno bultero, engañador, allantoso, integrado por una cohorte que en veces parece una asociación de malhechores, la que permite el desorden actual.

Obviamente la gente del gobierno y del Partido de la Liberación Dominicana entiende que el pueblo es ciego, sordo y sin dolientes, por eso nos mienten, saben que nos mienten, pero no nos engañan.

Saben, porque son maliciosos, que mientras estén en el gobierno sus  actuaciones ilegales son soportadas y permitidas, hasta donde sea posible,  por una justicia complaciente que presta un flaco servicio a la sociedad.

Como si alguien en este país ignorara, en este momento, que el gobierno actúa con tanta mala fe que proyecta un Presupuesto a sabiendas de que no tendrá los ingresos necesarios para enfrentar los gastos, ahora salen con que necesitan más dinero y crean nuevos impuestos.

Lo peor del caso es que gastan, malgastan, endeudan el país, de una y otra forma y quieren engañarnos con caretas de redentores.

Como buenos encantadores de serpientes lograron engañar al pueblo que les entregó todo el poder, todo, entiéndase bien, todo. Y aunque el poder político tiene como misión fundamental la búsqueda de la felicidad para los gobernados los peledeístas del gobierno, se han dedicado a buscar distintas formas de enriquecimiento ilícito a costa del erario, tráfico de influencias y otros modos de acumulación de capitales.

Actúan de la manera más descarada y hasta hacen ostentación de su súbita riqueza.

Hay que ver cuál es el interés de un gobierno, de un partido, para poder juzgar sus actuaciones.

En medio del debate público levantado por el nuevo paquetazo fiscal, la reacción de los pretendientes a seguir en el poder con el PLD, los buscadores de la candidatura a la Presidencia, muestra una sola preocupación: que esta sexta reforma fiscal no le haga daño a sus aspiraciones.

Pero ¿hasta ese extremo llega el descaro, el desinterés por el bienestar colectivo, el egoísmo de quienes aspiran a dirigir el país, a demostrar que no les preocupa la imposible situación que vivimos?

El retrato de cuerpo entero del desprecio por los intereses populares que muestran los aspirantes peledeístas es como para pellizcarse para saber que estamos despiertos, y no en una pesadilla,  al leer y escuchar sus opiniones.

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