Venerable general Juan Pablo Pina

Venerable general Juan Pablo Pina

Al general Juan Pablo Pina se le reconoció con una calle por sus méritos como restaurador pero él también tuvo la virtud de ser maestro y alfabetizador de campesinos y sus lecciones eran de contenido patriótico, moral, social. Realizó acciones caritativas creando instituciones de socorro y fue también dramaturgo que fundó un teatro en San Cristóbal donde se presentaban sus obras. Se le proclamó Protector del Teatro.

Hijo del trinitario y fogoso orador y abogado Pedro Alejandrino Pina, prócer de la Independencia dominicana, Juan Pablo se convirtió en su discípulo y el padre le transmitió su patriotismo. Creció entre los héroes amigos de su progenitor quienes también le inculcaron ideales revolucionarios y el amor por la Patria que defendió con ardor y valor durante la anexión a España.

No es mucha la información existente sobre él. Quizá lo han vinculado con el dictador Trujillo pues estuvo casado en terceras nupcias con Luisa Erciná Chevalier, viuda de Pedro Molina, abuelo del tirano. Sería grave error pues Juan Pablo Pina no tuvo participación en ese régimen, murió en 1912.

Sin embargo, obsequiosos biógrafos del sátrapa lo presentaron como nieto del restaurador.

Fue muy recordado en San Cristóbal donde vivió muchos años. Allá fue una venerada autoridad demandada por todos los grupos culturales, sociales, políticos, gubernamentales. Figura pronunciando encendidos panegíricos pues era tan vehemente como su papá y en más de una ocasión fue recibido con flores y ovaciones cuando se ausentaba y regresaba a la localidad.

Venerable general restaurador. Se le cita casi en todas las reseñas y libros sobre las guerras restauradoras pese a que sus actuaciones no se destacan con los pormenores que ameritan su determinación y bravura. Gregorio Luperón, con quien estuvo en esas jornadas libertarias, es quien le trata con mayor justicia y con la autoridad que le confiere su relevante presencia en esos hechos. Pero ningún autor de ese acontecimiento regatea a Pina su preponderante comportamiento. General y restaurador son divisas invariables al escribir y pronunciar su nombre.

Juan Pablo Policarpio nació el 27 de octubre de 1843 en Santo Domingo, hijo de Pedro Alejandrino Pina García y Micaela Rozón Hernández. Fue declarado por Vicente Celestino Duarte con Pedro A. Bobea como testigo. No aparecieron datos de sus estudios.

Según Carlos Larrazábal Blanco, autor de Familias Dominicanas, Pina casó tres veces, aunque algunos historiadores solo consignan dos. Es extraño que Emilio Rodríguez Demorizi y Vetilio Alfau Durán, tan precisos, celosos y exactos en sus informaciones no incluyan el primero, con María Asunción Robert, con quien procreó a Pedro Alejandrino.

Posteriormente celebró segundas nupcias con Dominga Aurelia Piña. La pareja no dejó descendencia. El Eco de la Opinión del 28 de abril de 1880 le da el pésame al “muy querido amigo el general Juan Pablo Pina” por la muerte de Dominga Aurelia, acaecida en San Juan de la Maguana el 31 de marzo de ese año, a causa de una neumonía.

Pina residió también en esa común en la que se desempeñó como Preceptor de Educación Pública, nombrado el 25 de mayo de 1877. Según datos de Internet fundó allí una escuela.

Su tercer matrimonio fue con Luisa Erciná Chevalier el 27 de marzo de 1882, en San Cristóbal. Sus hijos fueron Teódulo y Plinio Pina Chevalier.

Pina Rozón, alías Pinín, estuvo adjunto a la Comandancia de Armas de la Plaza de Santo Domingo en 1874, fue además Oficial de la Imprenta del Gobierno de Santiago, diputado, presidente del Ayuntamiento de San Cristóbal.

En el libro Gregorio Luperón e historia de la Restauración, Manuel Rodríguez Objío proporciona informaciones sobre Luperón, Pina y la revolución restauradora.

“Obra civilista”. Rodríguez Demorizi narra en su obra San Cristóbal de antaño la vida del general en esa comunidad donde se dedicó “a realizar una obra civilista que habría bastado para colocarle entre los próceres civiles de la República: fue quizás el primero en prestarle su atención al campesino, a la humilde autoridad campestre”. Le llama “benemérito maestro” que “dio lustre y gloria a San Cristóbal”.

Fueron célebres las lecciones dominicales de Pina para ilustración “principalmente del campesino”. Escribió y presentó “Amar a su patria”, “El campo”, “El alcalde pedáneo”, entre otras dadas a más de 100 personas rurales contando con inauguraciones solemnes.

Las “meritorias faenas dominicales” de Juan Pablo Pina fueron interrumpidas por la epidemia de viruelas de 1882 cuando Pina fundó una Asociación Piadosa para auxiliar y sepultar a las víctimas.

El 16 de agosto se había inaugurado un teatro con la función dramática El puño del Godo, realizada por la Compañía de Aficionados que dirigía Pina, quien pronunció el discurso inaugural. Allí se le proclamó “Protector del Teatro”.

Pina murió en Santo Domingo el 22 de julio de 1912. El Listín Diario publicó que “el venerable anciano general Juan Pablo Pina, miembro de respetable familia de nuestra sociedad y soldado que fue de nuestra Restauración anoche pagó su tributo a la tierra”.

Agrega que el extinto desempeñó varios cargos públicos “con gran acierto”, entre ellos director del Registro de la Propiedad, de la capital.

 

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