El consulado de Chile en Caracas amaneció abarrotado ayer por venezolanos que buscan una visa especial para radicarse en ese país, exigencia que perciben como otra traba a la posibilidad de escapar de la crisis económica.
Una cinta amarilla con la frase «peligro no pase» separaba a los interesados de la puerta del edificio donde funciona la sede diplomática, a la que no se les permitía ingresar.
A un costado fue puesta una pizarra con los pasos para obtener el documento, frente a la cual forcejaron unas 400 personas que intentaban informarse. «No empujen, todos somos venezolanos», gritó alguien en medio de la aglomeración controlada por una docena de policías.
A media tarde la página de Facebook del consulado informaba que estaba cerrado, pero una fuente de la cancillería chilena aseguró a AFP que hubo atención al público.
El requisito fue impuesto por el presidente chileno, Sebastián Piñera, el 8 de abril para «poner orden» a la creciente migración venezolana. Pero sus alcances no están claros para Leipzig Mijares, administrador con varios posgrados que llevaba año y medio preparando su partida.