LA HABANA. El muro político que ha separado durante medio siglo a los cubanos de la isla y de la diáspora en Miami se está derrumbando bajo el triple efecto de las remesas familiares, los negocios privados y las flexibilidades migratorias, según señalan estudios y analistas.
El flujo de viajeros entre ambas orillas del Estrecho de Florida -que separa las costas de Estados Unidos y Cuba- ha alcanzado un nivel récord, mientras la eliminación de trabas legales está favoreciendo el reencuentro de familias y estimulando negocios privados en la isla con capitales de parientes emigrados.
Cuba y Miami -donde vive un millón y medio de cubanos emigrados- «hoy tienen más relaciones de todo tipo que las que nunca han tenido», dijo a la AFP el exdiplomático y profesor universitario Carlos Alzugaray. «El flujo monetario y humano es grandísimo. Se puede pensar hasta en la formación de una mini-región transnacional como la que existe entre Singapur y partes de Malasia y Tailandia», añadió Alzugaray.