Víctima narra sufrimientos al ser violado por cura EU

Víctima narra sufrimientos al ser violado por cura EU

Peter Isely (R), John Pilmaier (C) and Barbara Blaine (R), all of the US organisation SNAP (Survivors Network of those Abused by Priests), hold up a picture of Pope benedict XVI on March 26, 2010 as they take part in a demonstration against child sexual abuse, in front of St. Peter's Square at the Vatican. The Vatican is engaging in a vigorous defence of Pope Benedict XVI after a new set of revelations emerged alleging he failed to act to stop a child-molesting US priest. The Roman Catholic Church's morals watchdog was headed by Benedict, then a cardinal, when it was warned about Reverend Lawrence Murphy, who was accused of abusing up to 200 deaf children between 1950 and 1974. The case follows a long series of sex abuse scandals involving priests, and for the Catholic faithful, it is having an destructive impact on their community.
AFP PHOTO / STR

Cuando tenía 10 años llegó a la parroquia y comenzó con los tocamientos, a los 11 ya me había violado (…) Destrozó mi alma y se llevó mi infancia”, explica John Delaney a Efe, una de las víctimas de los abusos de sacerdotes de la Iglesia católica en EE.UU., desvelados en un escalofriante informe.
La Corte Suprema de Pensilvania publicó esta semana un reporte de un gran jurado que documenta 300 supuestos casos de “sacerdotes depredadores” sexuales en seis de las ocho diócesis del estado, tras investigar denuncias de abusos de menores, y en el que identifica a 1,000 menores como víctimas desde 1940. Delaney, que ahora tiene 48 años, fue uno de ellos.
“Se llevó mi infancia, y eso es algo que no se puede recuperar. Me convenció de que mis padres sabían lo que estaba haciendo y lo aprobaban, que era algo que no estaba mal”, agrega en una entrevista telefónica con Efe al recordar los abusos del cura James Brzyski, considerado uno de los más brutales de la archidiócesis de Pensilvania.
Los abusos se produjeron en la década de 1980 en un barrio del noreste de Filadelfia, donde el nuevo párroco comenzó a reclutar a los monaguillos que le asistirían en la misa. “Fui uno de los escogidos- a los 10 años me tocó, a los 11 ya me había violado”, indica. Delaney dice que su comportamiento cambió totalmente tras los abusos de Brzyski, quien falleció en 2017 sin ser condenado, ya que pasó de ser un chico tímido y estudioso a ser violento y faltar a clase constantemente. “Mis padres me llevaron a este sacerdote para que me aconsejara. No sabían que justamente me estaban enviando al depredador”, lamenta aún emocionado. Como muchas otras víctimas, Delaney sufrió problemas de alcoholismo y drogadicción en los años posteriores, y tuvo que abandonar Filadelfia abrumado ante el recuerdo del sacerdote pederasta.
“Me mudé hace más de 11 años. Era demasiado. No podía pasar por delante de la iglesia, tenía demasiados recuerdos. Me era imposible estar en determinados lugares, despertaban emociones terribles”, subraya. “Y todavía tengo que lidiar con ello -añade-, está conmigo todos los días». Delaney carga contra la impunidad en la Iglesiaa, puesto que al sacerdote “lo habían trasladado previamente de tres parroquias, con sigilo, pese a que sabían que abusaba de niños y era un pedófilo confeso». “Honestamente, creo que los seminarios son criaderos de pedófilos. Los pederastas se encuentran en un lugar seguro dentro de la Iglesia. Tienen acceso a niños, y la gente confía en los sacerdotes. Los pederastas se esconden tras sus sotanas y saben que la Iglesia los va a proteger si se meten en problemas”, reflexiona.

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