“Vida” donde desechos se cambian por comida

“Vida” donde desechos se cambian por comida

A mi esposo me lo mataron hace unos meses y por lo menos yo me ayudo con esto. En casa somos cinco y comemos por tres días”, comenta Elsa Contreras, al referirse a la ración de comida que recibe de parte del Voluntariado del Banreservas por entregarles bolsas llenas de plásticos.

Su familia es una de las miles beneficiadas del programa Vida para el Ozama, que se lleva a cabo en los sectores que bordean el río del mismo nombre.

Personas de El Dique, Los Platanitos, Domingo Sabio, Los Guandules, Villa Duarte, Maquiteria, La Ciénaga, el ensanche Ozama y otros barrios ubicados a la orilla del río se pasan la semana recolectando botellas y otros objetos de plástico para cambiarlos en el operativo que se realiza los viernes en El Dique.

La iniciativa, ideada por el padre Manuel Ruiz, integra a todos los miembros de la familia, pues desde el mayor al más pequeño se involucran en la búsqueda de este material reciclable, para luego cambiarlo por comida.

“Yo agarro a varios muchachitos vecinos para que me ayuden a recolectar los potes”, explica Contreras, quien reside en La Ciénaga.

Aunque el proyecto inicialmente se creó para ayudar a bajar la contaminación del Ozama, ya en el río no quedan muchos plásticos, por lo que las personas se desplazan a otros lugares para conseguirlos.

Con tal de obtener todo el plástico requerido (tres bolsas por familias) muchos de los beneficiados se desplazan incluso hacia la avenida Duarte con París.

Igual que Elsa, sus vecinos ven en esta bolsa de comida, que contiene arroz, azúcar, aceite, sal, chocolates, leche, sardinas, habichuelas, jabón de cuaba… una gran ayuda para su familia.

Impacto indirecto. El día del operativo, no solo es beneficioso para quienes reciben los alimentos para llevar a su casa, sino también para la señora que aprovecha la multitud para vender sus helados caseros.

Y como quien necesita siempre busca la manera de producir dinero, hay otras personas que se encargan de recolectar los plásticos para luego venderlos. El negocio es tres bolsas llenas, por cien pesos.

Pero además, los yoleros que buscan el sustento de su familia cruzando personas hacia ambos lados del río, ese día tienen más clientes. Las familias que viven en la margen occidental, deben cruzar hacia el otro lado con sus bolsas llenas de plásticos para cambiarlas. Igual pasa con los “motoconchos”.

El proyecto. La coordinadora del Voluntariado Banreservas, Sylvia Hazoury, señala que el programa, que inició el 13 de diciembre de 2013 en el sector El Dique del Ozama y se extendió al Yaque del Norte en junio de este año, ha beneficiado a más de setenta y dos mil familias que en conjunto han entregado 1 190 864 libras de plástico, equivalentes en contaminación a 270 toneladas de petróleo.

“En términos de contaminación, dos toneladas de plástico recogidas equivalen a una tonelada de petróleo”, indica.

Desde su inicio, alrededor de 1 215 voluntarios han contribuido en los operativos que se desarrollan cada viernes con el propósito de inculcar una cultura de respeto al medioambiente, estimular la ética de trabajo comunitario y contribuir con el desarrollo sostenible de la industria del reciclaje en nuestro país.

Los voluntarios, quienes entregan los alimentos y las bolsas plásticas vacías, son empleados del banco, y en las últimas semanas, por motivo de las vacaciones escolares, también se han involucrado en el proyecto los hijos de estos.

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