Violencia de género o feminicidios

Violencia de género o feminicidios

La inseguridad, la violencia y el asesinato de mujeres es un problema mundial. Esto afecta a las mujeres de todos los medios socio-económicos; entre los 15 y los 44 años tienen una mayor probabilidad de ser mutiladas o asesinadas por hombres que de morir de cáncer, malaria, o accidentes de tránsito.

En cualquiera de los casos, la violencia hacia la mujer indica un retraso cultural en cuanto a la presencia de los valores como la consideración, la tolerancia, la empatía y el respeto por las demás personas. Por tal manera, es necesario difundir en el ámbito de la salud los indicadores de violencia de género: hay que capacitar a los profesionales para que denuncien los casos y darles garantías institucionales para que se sientan respaldados.

El femicidio se refiere al homicidio evitable de mujeres por razones de género. El feminicidio pretende, dentro de la esfera de la violencia contra la mujer, ir más allá del concepto tradicional de las acciones violentas contra las mujeres, para englobar otras conductas que habitualmente no son tenidas en cuenta como, por ejemplo, la falta de atención médica a problemas sanitarios femeninos (en campos como la ginecología y la tocología) que deriven en un aumento de la mortalidad femenina. Habitualmente el término no es realmente entendido y se utiliza como la feminización del homicidio.

Según diversos estudios, se ha reflejado que muchos casos de muertes de mujeres registradas como suicidios se tratarían de femicidios encubiertos. Para corroborar esta presunción, se ha recomendado incorporar metodologías innovadoras para indagar sobre violencia de género como las autopsias psicológicas, que analizan vínculos familiares e historia de la víctima.

La violencia de género se debe encuadrar como un problema de derechos humanos, pero también como un problema de salud pública. Porque el maltrato físico es aún, hoy día, un hecho común en la vida cotidiana de muchas parejas y es todavía tácitamente aceptado por la sociedad, ya que se considera que forma parte implícita de la autoridad masculina y la sumisión femenina, ambos atributos propios de cada género.

Originalmente, las reacciones impulsivas guiadas por las emociones se entendían hasta cierto punto, pero sobre todo si la persona que perdía el control era un varón, ya que como se ha visto se dio por sentado que la naturaleza masculina hacía poco probable controlar los impulsos y sentimientos bajo determinadas circunstancias.

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