A la violencia que acorrala al sector de Herrera, en el municipio Santo Domingo Oeste, no escapan las escuelas públicas.
En estos centros lo cotidiano son las riñas entre estudiantes que llevan armas blancas, padres que amenazan de muerte a los maestros porque les corrigen a sus hijos o la acechanza de pandilleros que hacen vida en la zona.
Hay estudiantes que han tenido que abandonar la escuela porque tienen que huir, de repente, a otros lugares con sus padres o tutores cuando se producen enfrentamientos entre las bandas que proliferan en el lugar y en las que están involucrados familiares, según cuenta el director del centro educativo Buenos Aires, licenciado Luis Felipe Santiago.
O como expresa con mucho pesar Juana Toribio, subdirectora de la Escuela Cristobalina Batista, que padres con una actitud agresiva se han presentado con machetes al centro, ubicado en Herrera Vieja, en busca del director o de profesores para cortarle la cabeza, porque entienden que se las han cogido con sus hijos.
Esa maestra descubrió el caso de una niña de 12 años de edad que era prostituida por su madre en un burdel del barrio. La menor era obligada a intercambiar caricias con personas adultas por dinero. Esa situación fue delatada por los compañeritos de la niña.
El director de la Escuela Básica Curazao Libertador, licenciado Pedro Aponte, explica que las escuelas de Herrera se desenvuelven en un entorno vulnerable económica, política, social y culturalmente.
Aponte reconoce que en ese barrio existe un alto índice de violencia y en la clasificación de inseguridad ciudadana está en los primeros lugares.
La población de las escuelas públicas de Herrera tiene un mismo patrón de comportamiento, asegura el profesor, lo que atribuye a que muchos niños y adolescentes sostienen sexo a temprana edad, se introducen en el mundo del alcoholismo y de las drogas prohibidas y provienen la mayoría de hogares monoparentales.
Además, se encuentran casos de niños abusados, entre los que hay incestos, y otros son utilizados como mulas ante la proliferación de puntos de drogas o se quedan solos y sin supervisión la mayoría del tiempo porque sus padres salen temprano a trabajar.
Herrera es conocida por tener una zona industrializada con más de 170 empresas que generan alrededor de 9,500 empleos directos. Allí unas 19 industrias elaboran productos farmacéuticos, cosméticos, alimentos y bebidas y metalmecánica.
Últimamente Herrera saltó a la palestra pública por el caso de las bandas que encabezaban los hoy fallecidos Gilbert y El Muerto, en Guajimía.
Soluciones. Comunitarios de Herrera se quejan de que solo se resalte la parte negativa que afecta a las diferentes zonas de ese sector.
Olmedo Jáquez, presidente de la Fundación para el Desarrollo de Santo Domingo Oeste, ha expresado que así como ese barrio tiene amenazas, que deben ser enfrentadas por las autoridades, posee oportunidades que tienen que ser aprovechadas por la comunidad. Una vez ocurrieron los hechos en Guajimía, de Las Palmas de Herrera, las autoridades sostuvieron encuentros con representantes sociales de ese sector. Los resultados de los mismos aún están por verse.
El psiquiatra José Miguel Montero y el sicólogo Luis Vergés plantean la implementación de programas para una mejor convivencia entre los estudiantes en la escuela, así como el reforzamiento de los valores.
Consideran que la escuela debe ser un factor protector de los riesgos que viven los niños y adolescentes fuera del plantel.
Herrera es el sector más poblado de Santo Domingo Oeste y junto a Manoguayabo tiene una población de 363,321. Su territorio es de 57,47 km2. El Atlas de la Pobreza de 2005 dice que en Herrera hay entre 5,446 y 12,053 hogares pobres y 2,118 viviendas no contaban con inodoros ni letrinas. En Herrera las casas están construidas una muy cerca de la otra. Sus calles son estrechas y hay muchos callejones. Hay pocas áreas de esparcimiento y recreación por falta de espacio y de atención de las autoridades
Hospital de Herrera interviene zona con programas salud Los altos niveles de violencia que se viven en Herrera han llamado la atención de la comunidad médica que hace vida en ese sector.
La doctora Ada Valdez, médica del Centro de Atención Primaria del hospital Marcelino Vélez Santana, que está ubicado en El Libertador de Herrera, dice que son muchos los casos de estudiantes que llegan a ese centro de salud con heridas de armas blancas (tijeras, cuchillos, sevillanas y cascos de botellas) que se las ocasionan en riñas dentro y fuera de los planteles.
Preocupada por el mal comportamiento de esa población, la galena realizó un estudio encuestando a 741 personas residentes en El Libertador, revelando que 130 no saben leer ni escribir (17.5%), 297 tuvieron una primaria incompleta (40%), 70 completaron la primaria (9.4%), 63 la intermedia (un 8.5 %), 103 el bachillerato (un 13.9%), 01 técnico (un 01%), 52 universitarios (7.2%) y 25 profesionales (3.4%).
El 25.6% de niños de 5 a 7 años están fuera de la escuela, por situaciones múltiples.
La doctora Valdez, especialista en trabajos de salud con niños y adolescentes, dice que en contacto con esa población se da cuenta de las dificultades por las que atraviesan, como falta de apoyo y comprensión de los familiares y pocas oportunidades para poder desarrollarse.
Como antídoto a ese grave problema imparte el taller en la comunidad Familia Fuerte, con el fin de que padres e hijos aprendan a manejar conflictos y bajar el nivel de violencia en este sector.
El taller ha sido diseñado para jóvenes de 10 a 14 años y los mismos deben asistir acompañados de sus padres, para que ambos aprendan a tener una comunicación efectiva.