La hipertensión arterial, es el principal factor de riesgo prevenible para enfermedades cardiovasculares.
En la práctica clínica, en relación a hipertensión, hemos visto diversas reacciones, pacientes que se niegan, pacientes que asumen su condición y se apegan a las recomendaciones, pacientes que lloran al momento de recibir el diagnóstico… todo tiene que ver con el fondo y el contexto familiar y social del paciente.
Haber visto a un ser querido desgastarse poco a poco, familias quebradas económicamente por los gastos que supone esta condición en materia de medicamentos, gastos indirectos, cambios en la dinámica familiar, así como convivir con un paciente con limitaciones físicas, que lo hacen totalmente dependiente, o con un daño cerebral que ha borrado el juicio racional y pensar que ahora hay que vivirlo en carne propia, es definitivamente un trago duro.
Sin embargo, de la mano de un profesional que guía el paciente en su caminar, enseñándole a convivir con esta condición, adelantándonos a sus jugadas, mejorando el estilo de vida, incorporando conscientemente la actividad física y apegado al tratamiento prescrito, así como con un seguimiento estrecho y responsable, es posible, mantener el control y vivir intensamente.
La detección e intervención temprana de la hipertensión debe llevarse a cabo desde la atención primaria, es decir que en cada contacto que el paciente tiene con el sistema de salud, debemos buscar la posibilidad de que el paciente viva con esta condición.
La búsqueda se hace a través de las tomas de tensión, así como evaluación de factores de riesgo y antecedentes familiares. El médico de familia tiene la capacidad de diagnosticar y manejar la hipertensión brindando un manejo integral y guiando al paciente en la elección de un estilo de vida cardiosaludable.

La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo prevenible para enfermedades cardiovasculares. El médico de familia tiene la capacidad de diagnosticar y manejar la hipertensión brindando un manejo integral.