Carta a Trujillo. Con esta obra el doctor Socrátes Montás reclama que se reivindique la vida y obra del pensador dominicano cuyos restos están en el lugar adecuado: el Panteón Nacional, más no su obra, que es encasillada dentro del pesimismo dominicano
La valentía con la que Américo Lugo se opuso primero a la intervención estadounidense de 1916 y después a la dictadura de Trujillo no ha sido adecuadamente reconocida por el pueblo dominicano.
Esta es la opinión del doctor Socrátes Montás, quien se ha propuesto reivindicar la vida y obra de algunos intelectuales tildados de pesimistas, entre ellos Américo Lugo.
La presencia de Lugo dentro del grupo de pensadores dominicanos que han sido clasificados como pesimistas es injusta, pues él carecía de la baja identidad nacional que se le adjudica a los pesimistas, expresa Montás.
Y es que según explica el galeno, quien tiene intereses literarios, tanto Lugo como otros intelectuales, al escribir acerca de la negritud, de la pobreza, de la mala alimentación y de la escasa salud de los dominicanos, más que demostrar poco amor por lo nuestro, lo que evidenciaban era el pensamiento de la época.
Estos planteamientos tenían su justificación histórica a través del orden político, económico, social y cultural de la época, que quizás hoy han desaparecido, pero que en ese momento tenían su validez, indica el galeno.
De ahí que a todas luces el doctor Montás haya decidido mostrar al Américo Lugo amante y defensor de su patria.
Lo primero fue realizar una extensa investigación; releyó la vida y obra de Lugo y resultado de esto escribió la pieza teatral que hoy exhibe.
Al comenzar a leer a Lugo y darme cuenta de que no era un pesimista como señalan algunos historiadores, quise buscar la forma de que esta nueva visión de él llegue a muchos dominicanos. Así nació Carta a Trujillo.
Un acto de valentía. En esta obra de teatro, Montás muestra lo que considera uno de los episodios más interesantes de la vida de Américo Lugo: su oposición al régimen de Trujillo.
En Carta a Trujillo vemos a un Lugo que se niega a escribir la historia del gobierno del Jefe, a solicitud del mismo, por lo que es maltratado y recluido en su casa, pero mantiene su decisión y se enfrenta a Trujillo de hombre a hombre, indica Montás, quien interpreta al personaje de Lugo.
Así, al mostrar la transición de un hombre que de ser un exitoso jurista pasa a ser una persona a quien nadie le da ni cinco pesos por una consulta, Montás trata de mostrar a un Américo que mantuvo su palabra por sobre todas las cosas.
De su parte, el personaje de Trujillo y de uno de los caliés del régimen es interpretado por Iván García, quien además hizo la adaptación teatral de la obra.
Quienes asistan a la obra verán la vida de un hombre que respetó los valores patrios y esto bien puede servir para elevar el autoestima del pueblo, agrega García.
Un rescate necesario. En opinión de Montás y García conocer la vida y obra de Lugo es algo muy necesario, pues hoy día, sobretodo en el sector político, se evidencia la necesidad de imitar estas figuras en cuanto a entrega y amor a la patria se refiere.
Las frases
Iván García
Trabajar en esta obra ha sido una experiencia formidable porque me ha dado la oportunidad de entrar en contacto con uno de los grandes hombres de la historia dominicana.
Socratés Montás
Más que un pesimista, Lugo fue un gran visionario y su obra ha quedado para la posteridad como un ejemplo de la psicología del dominicano de ese entonces.
El protagonista
Américo Lugo
Historiador
Jurista
Periodista
Crítico literario
Patriota. Nació en Santo Domingo el 4 de abril de 1870 hijo del matrimonio de Tomás Joaquín Lugo y Celia Herreras y Veras. Se graduó de abogado siendo muy joven, inclinándose por la investigación histórica y jurídica, sobresaliendo en ambos campos. La pluma de Américo Lugo se expresó valientemente durante la ocupación militar norteamericana de 1916 a 1924 y, enviado por los patriotas dominicanos a la Cuarta Conferencia Panamericana reunida en Buenos Aires, Argentina en el 1916, al decir de Blanco Fombona denunció ante el mundo el imperialismo norteamericano. Por su actitud severa y valiente manifestada a través de sus artículos que denunciaban el régimen norteamericano, fue condenado a un año de prisión y al pago de mil quinientos pesos de multa. Durante el oprobioso régimen del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina mantuvo una actitud de abierta oposición. Amenazado y vigilado se vio en la necesidad de vivir prácticamente encerrado en su hogar. Muchas veces fue invitado para que aceptara cargos públicos y rechazó las invitaciones. Acosado por el régimen Trujillista y marginado por muchos que una vez fueron sus amigos, casi en la miseria, murió en Santo Domingo en 1951.