LA HABANA, (EFE).- Cuba recordó ayer a Máximo Francisco Repilado Muñoz, conocido por el nombre artístico de Compay Segundo, en el día en que hubiera cumplido 100 años con su fama y su imagen intactas, más que la de ningún otro músico de la isla, aún jugando con el mercado.
A pesar de que el paso del tiempo aminoró el fenómeno cultural del Buena Vista, la fama del célebre longevo que se impuso en los escenarios y listas de discos, contrario a lo que pudiera pensarse, se mantiene y es recordada en Cuba con una singular estrategia de música y comercio.
Desde humidores de Habanos con sus puros favoritos, los Montecristo número cuatro, a una línea de ropa masculina confeccionada en lino, diferentes productos comerciales recogen la imagen del Patriarca del Son, fallecido en julio de 2003 a los 95 años.
Máximo Francisco Repilado Muñoz, Compay Segundo, nació en Siboney, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, el 18 de noviembre de 1907, y alcanzó la fama internacional con más de 80 años, tras participar en 1997 en el proyecto Buena Vista Social Club junto a otras leyendas de la música tradicional cubana. Los homenajes por su centenario comenzaron el año pasado con un programa que ha incluido conciertos, la construcción de un monumento funerario en el Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, y una gira nacional del grupo que lleva su nombre.