“2 Aquiles, Sinergia Enérgica”, padre e hijo unidos en una exposición

“2 Aquiles, Sinergia Enérgica”, padre e hijo unidos en una exposición

Cada país tiene en el arte a sus maestros extraordinarios, para los cuales el tiempo no pasa. Darío Suro partió demasiado pronto, Ramón Oviedo nos hace disfrutar su segunda juventud, Aquiles Azar acaba de cumplir sus primorosos –y primeros- ochenta años…  Ese último artista llena de asombro a todos. Alto, desgarbado, cansadísimo, tristón a veces,  él demuestra sin embargo una vitalidad y un entusiasmo que muchos jóvenes envidian.  Dibuja diariamente durante varias horas, fomenta siempre ideas nuevas  y, si son de otros, él las aprovecha y las enriquece. Recordaremos sus hazañas más recientes y, probablemente, olvidemos algunas… En dos años, él expuso en Altos de Chavón, en  Bellas Artes, en Intec, en Arawak, recibió el Premio de la Fundación Corripio para el Arte, ahora comparte a dúo una gran individual en el Centro Cultural Mirador con su hijo Aquiles Azar Billini. Son auténticos sucesos artísticos para un creador de perfil muy especial.

Una breve semblanza crítica. A la vez odontólogo y artista, con una formación completa y el triunfo profesional en ambas ramas, Aquiles Azar les ha dedicado dos jornadas diarias…, a las cuales se debe agregar la literatura -cuento y poesía -. Fue miembro activo de los movimientos culturales post-trujillistas y, con un sentido único  de la consciencia artística y el espíritu de cuerpo, ha participado en casi todos los concursos y bienales nacionales de arte hasta muy recientemente, y tal vez participe nuevamente.

Otro rasgo notable es la increíble frecuencia de sus exposiciones individuales -¡siendo el centenar una bagatela!- y de su participación en eventos colectivos, ¿alcanzará el millar? Virtuoso del dibujo, tanto como admira en música a la virtuosidad en el piano y el violín, él plasma el bodegón, la flora, la fauna, la figura humana…. También ha incursionado en la tridimensionalidad.

Sin temer a las distorsiones, la fealdad y aun una morbidez incuestionable en el tratamiento de los rostros,  él se adelantó a la época, con un tratamiento liberado de artista contemporáneo. Adscrito al expresionismo, él demuestra ligereza, habilidad y fluidez extrema en el trazo, irrumpiendo magistralmente en la abstracción, a la sorpresa general.

Sus protagonistas, sus manchones, sus gestos -en el papel sobre todo- son símbolos del drama, interior y exterior, personal y social, reflejan la zozobra del mundo y tratan de que, en su obra, ¡se recobre luego la paz!

De Manzana a Sinergia. Con la manzana, Aquiles Azar nos deparó una nueva sorpresa… sino una desconocida pasión: la cerámica.  Habíamos afirmado: “El recurre a la colaboración de Thimo Pimentel para concebir, cocer, confeccionar un objeto y un sujeto. No es la primera vez, Aquiles había participado ya en la gran Trienal del Tile, pero ahora él nos propone una pieza, a la vez mate y brillante, compacta y curveada, blancuzca y surcada de impresiones oscuras.” ¡Efectivamente esta manzana de la concordia fue sorpresa hasta para los más familiarizados con una inagotable creatividad!

Ahora bien, su  éxito superó a todas las expectativas, la primera “cosecha” de manzanas no bastó y lo llevó a la actual exposición en el Centro Cultural Mirador,

“2 Aquiles, Sinergia Enérgica”. Padre e hijo… nos podemos dejar de evocar a los Brueghel, “El Viejo” y “El Nuevo”, o al clan familiar de los Renoir, entre ejemplos históricos. En un hermoso ensayo, el crítico y curador Abil Peralta expresa: “Se trata de un fenómeno que permite a los dos artistas asociar en una misma lógica psíquica los impulsos de la abstracción con  una figuración ritual, mística y sagrada (…)”.  ¡Aquiles Azar Billini con su abstracción lírica, desbocada y furibunda, Aquiles Azar García que superpone a esos desbordamientos la calma reencontrada de sus botellas y sus vasijas!.

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