“Agua, aire, tierra” y “La ciguapa” las primeras esculturas de Oviedo

“Agua, aire, tierra” y “La ciguapa” las primeras esculturas de Oviedo

Como parte de las actividades correspondientes a la  celebración de los 85 años de vida del pintor dominicano  Ramón Oviedo, la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), sirve  de escenario para exhibir las esculturas en bronce: “Agua, aire, tierra” y “La ciguapa”.

Durante el acto de apertura de la exhibición escultórica se aprovechó también para entregar una placa de reconocimiento al maestro dominicano, por su larga trayectoria en el mundo de las artes plásticas. El crítico de arte Efraím Castillo ponderó el trabajo  basado en esculturas, nueva faceta del artista  Ramón Oviedo.

Dijo que “mucho antes de abordar el dibujo y la pintura como los lenguajes que le han servido para externar sus goces y angustias, ya el maestro Ramón Oviedo esculpía, y lo hacía por una preocupación que lo ha perseguido desde su infancia: lo tridimensional como metáfora de lo presentido, como aquello que abre  las puertas hacia la posibilidad de lo infinito, hacia ese tiempo previsto  por Euclides y que Einstein vislumbró para abrirnos a la tetra-dimensión”.

 “Esa preocupación -continúa diciendo el crítico de arte- por la que él, extendiendo su imaginación hasta el extremo, llama ‘la  cuarta dimensión atrapada en sí misma’, por eso, durante su infancia en Neyba, allá en el lejano sur dominicano, el hoy gran maestro de la plástica nacional, modela figuras de barro y madera para representar lo que su ser descubría y llenaba de asombro, agitando su admiración ante los misterios que aquella Neyba del tercer decenio del siglo pasado, donde los sincretismos tradicionales y convites, eran parte de la cotidianidad”.

Concluye su crítica diciendo: “La historia no albergará  a Ramón Oviedo como escultor, de la misma  manera que no alberga a Degas (el mejor de todos los tiempos, según Renoir), ni a Gauguin, ni a Matisse, ni a los otros pintores que practicaron la escultura en equilibrio con la disciplina que los hizo famosos. Pero, indudablemente, las esculturas de Oviedo sí serán alojadas como joyas de la plástica tridimensional cuando la rigurosidad de la historia, esa historia que recoge siempre las grandes sustancias de la producción social.

Ramón Oviedo

Nació en  Neyba, República Dominicana,  en el 1924. Ha obtenido diversos premios y reconocimientos por  sus enormes murales. En 1969 y 1970 ganó el primer premio de pintura del concurso E. León Jimenes.

En 1974 ganó el primer gran premio de honor de la Bienal de Santo Domingo, con su obra “Uno que va, uno que viene”. Ha presentado sus obras en diferentes partes del mundo, en el festival de Cagnes,  Francia, en la subasta de obras de la Asociación Latinoamericana para la Organización para los Derechos Humanos en Nicaragua,  y en esta misma ciudad en el Museo Nacional  de Nicaragua le solicitaron  una obra suya para exhibirla  permanentemente junto a obras de los mejores pintores.

En la exposición circundante que organizó Artes Visuales de la Unión Panamericana en Washington, D.C., además de su obra titulada “Crucifixión, siglo XX”, en la que representa la muerte del Che Guevara, de la Casa de las Américas.

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