“Ahora o Nunca”, confesiones de mujeres

“Ahora o Nunca”, confesiones de mujeres

El director teatral Giovanny Cruz lleva a escena una serie de relatos del autor teatral brasileño Domingo de Oliveira, bajo el nombre de “Ahora o Nunca”, que no constituyen precisamente una obra teatral desde el punto de vista de la teoría clásica del teatro. Al carecer de argumento propiamente dicho, no  existe el conflicto, característica de la acción y de las fuerzas antagónicas presentes tanto en el drama como en la comedia; tampoco  hay expectación, ni  espacio para  el clímax, deviniendo la pieza  en la simple narración de múltiples anécdotas de la vida sexual  de dos mujeres cercanas a los cuarenta años.

 La sexualidad  se ha convertido en  tema preferente del teatro de los últimos años, lo que ayer era un “tabú”, hoy es lo normal, eso está bien, pero no es posible que en aras de lo comercial, de llevar al público “lo que le gusta”, eufemismo con el que no estamos de acuerdo, el teatro pierda su verdadera esencia. Parecería que el hombre-mujer de hoy, careciera de problemas existenciales, y sólo existieran problemas sexuales.  En “Ahora o nunca” se percibe una especie de moraleja,  cuando las mujeres al percibir el paso de los años tras la aparición de las primeras arrugas, toman conciencia de su disipada vida,  asumen errores, y un propósito de enmienda, una meta a conseguir “el verdadero amor”, ahora o nunca.

Giovanny Cruz, sin necesidad de manejar situaciones, asume el rol de director de actrices, con acierto.  Edilí y Giamilka Román tampoco necesitan recrear personajes, y se convierten en estereotipos, manejando ambas con gracia el humor, a veces ingenioso. Edilí encasillada en este tipo de rol, convierte a sus “personajes” en Edilí. Lejanos están los días en que demostró su talento al representar a “Minerva”.

La música  es un punto a resaltar, junto a las luces de Lillyanna Díaz.

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Giamilka Román

Es una de las  actrices jóvenes de mayores condiciones,  debería evitar caer en el simplismo de obras sólo llamadas a despertar el morbo. El público, numeroso, rió y aplaudió a veces sin ton ni son, justo después de la frase cruda y vulgar.

La escenografía

De Nivangio Zurc es apropiada.

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