Hoy siento la inclinación de meditar sobre los talentos. Nuestro Señor nos enseña la importancia de fructificar aquellos que nos han sido dados. Todos hemos recibido diferentes talentos, y es gran sabiduría reconocerlos y distinguirlos. Me explico.
Nacemos con especiales disposiciones, y estamos llamados a cultivarlas para que florezcan y den frutos a la humanidad.
Pero, si no sabemos lo que tenemos, ¿cómo sabremos multiplicar dichos bienes?
Para discernir, tenemos la comunidad. Aquellos que viven entre nosotros y que pueden ver más claro lo que la Divina Providencia ha puesto
en nuestras manos.
Me detengo en el tema que más nos compete en estos momentos: el don de administrar, de gobernar. (A nivel nacional).
El próximo domingo, 16 de mayo, la Patria llama a la Comunidad Dominicana a que sea el candidato presidencial más apto para gobernar y debemos responder al llamado.
Atención con un detalle: no nos escudemos en que vayan otros por más.
El voto personal cuenta y podrá ser decisivo en unas elecciones, y por ende, en la historia dominicana.
Será pecado de omisión el no cumplir con nuestro deber ciudadano de discernir y votar por el candidato que mejor pueda gobernarnos.
Pidámosles a la Virgen María, casualmente en el mes dedicado a Ella que como Madre de los Dominicanos venerada doblemente en las
advocaciones de las Mercedes y la Altagracia, nos acompañe en este proceso electoral para que se desarrolle en orden, paz y armonía y se respete la decisión de la mayoría, ganando el candidato que mejor pueda guiar al pueblo dominicano por la ruta del progreso y de la equidad, siempre confiado de su intermediación y protección.