“Aquí nací y aquí moriré”
Julián Javier siente pena por  deporte

<STRONG>“Aquí nací y aquí moriré”<BR></STRONG>Julián Javier siente pena por  deporte

San Francisco de Macorís. “Aquí nací, aquí he vivido y aquí moriré”.  Así se expresa el  ex pelotero de Grandes Ligas Julián Javier al hacer referencia a su apego e identificación con su natal San Francisco de Macorís.

“Siempre he vivido aquí, en San Francisco están mis raíces, mi familia es de Tenares, los muchachos nacieron aquí, me he quedado aquí y de aquí nadie me saca”, agregó el ex segunda base que militó en las Grandes Ligas con los equipos Cardenales de San Luis (desde 1960 hasta 1971) y  los Rojos de Cincinnati (en el 1972).

Javier recuerda que en la época en que jugaba en las Grandes Ligas del béisbol de Estados Unidos, tan pronto finalizaba la temporada se montaba en el primer avión que saliera con destino a la República Dominicana.

 “He sido muy apegado a mis raíces, a San Francisco”, añade Javier, padre del también ex pelotero de Grandes Ligas Stanley Javier.

Su carrera.     Javier fue  un buen bateador de contacto, que se caracterizaba por batear las rectas altas. También fue uno de los mejores tocadores en la liga y excelente bateador contra lanzadores zurdos. Además, un corredor inteligente, que corría lo suficientemente rápido fuera del plato para evitar jugadas de doble matanza, y nunca dudó en tomar base extra. Como segunda base, Javier era un maestro en el manejo de rodillos lentos, con buen brazo para ambos lados, y era muy acertado en el enganche del giro mientras el contrario corría a sus espaldas en el cuadro interior.

Otra de sus habilidades era que hacía  doble matanza  con mucha facilidad y sin temor alguno.

El 9 de julio de 1963, Javier y sus compañeros de equipo Bill White (primera base), Dick Groat (campo corto) y Ken Boyer (tercera base), se pusieron de acuerdo para hacer una combinación perfecta en el infielder de los Cardenales en el Juego de Estrellas de la Liga Nacional de ese año. Jugó de nuevo en el Juego de Estrellas de 1968. El mismo año, fue considerado como el Jugador Más Valioso.

En su carrera de 13 temporadas, Javier bateo .257 con 78 jonrones, 506 carreras impulsadas, 722 carreras anotadas, 216 dobles, 55 triples, y 135 bases robadas en 1.622 juegos.

El estadio que sirve de hogar a los Gigantes del Cibao fue designado con su nombre.

 El deporte. Sobre el deporte de su provincia, Javier entiende que se encamina a su desaparición por la falta de apoyo, situación que asegura le apenas  profundamente.  

Publicaciones Relacionadas

Más leídas