“Arte Barceló 2006, Nuevas Propuestas”… y
las mejores

“Arte Barceló 2006, Nuevas Propuestas”… y <BR>las mejores

POR MARIANNE DE TOLENTINO
Ciertamente uno de los eventos artísticos más cautivantes y esperados de la temporada fue la exposición colectiva llamada «Arte Barceló 2006, Nuevas Propuestas”. Ya se ha institucionalizado.

Única en su género, se despliega cada año en un piso completo del Hotel Lina. La entidad organizadora y coordinadora es la Asociación de Galerías, presidida por Mildred Canahuate, que siempre se ha caracterizado por ideas brillantes y retadoras.

La diferencia entre este año y los anteriores reside en que hubo mayor coherencia y mayor calidad. Obviamente los curadores, titulares y tutelares, Carlos Acero Ruiz y Amable López Meléndez, han actuado con rigor y exigencia en la selección de los artistas, salvo raras excepciones muy comprensibles e inevitables.

Todo crítico de arte es un poco o mucho un abogado del diablo. Por tanto, previamente a los merecidos elogios, mencionaremos lo que podría globalmente mejorar para que esas nuevas propuestas se destaquen todavía más. Aunque superiores a las presentaciones de las dos primeras ediciones, las muestras de galerías desentonan en el conjunto. Tal vez la solución sería reservarles un sector diferenciado al principio, ¡pero que no irrumpan entre las instalaciones! Respecto a los performances, si continúa su auge, establecer un horario permanente y de alternancias programadas desde la apertura hasta el cierre, evitaría el desagrado de las puertas cerradas, y atribuirles un área propia… tal vez las últimas habitaciones. Esperamos que se edite un catálogo sustancial, mientras tanto el folleto debe mejorar, y ofrecer un mínimo de informaciones sobre artistas y obras puede instrumentarse con paneles pequeños.. No todo el mundo sabe lo que significa «instalación» o «performance».

Hasta ahí se detienen nuestras objeciones, muy pocas en comparación con los resultados, fuera de que la categoría de «artistas invitados», nominalmente innecesaria, habría de eliminarse como tal. No pocos piensan que Arte Barceló no es un certamen, y que «invitación» equivale a esquivar la selección.

Luego que las obras sean desiguales, con algunas sobresalientes, nos parece normal, ni los grandes concursos lo pueden evitar. Sucede también que hoy en día todos los artistas pretenden producir instalaciones, a veces en detrimento de sus verdaderos lenguajes, pero de nuevo el ángel respondería al diablo…  que dejen a los artistas libres de expresarse, sobre todo en una confrontación experimental de esa clase.

Una muy atinada definición es la del director general  Bartolomé Más: «Este evento se caracteriza por su originalidad, apertura e innovación, ya que las creaciones de los artistas participantes se convierten en huéspedes de las habitaciones del hotel a través de las diferentes manifestaciones, instalaciones, performance, ambientaciones, videocreación, fotografía y multimedia».

Las  Instalaciones

Muy pocas veces, una instalación se concibe y realiza conforme a su definición. Debe ser un lugar de reflexión acerca del lugar en que se manifiesta, y el espacio atribuido juega un papel, tanto en el creador como en el espectador. Es exactamente lo que sucedió aquí, a cada artista se le atribuyó una habitación… del espacio y marco ambiental partió la concepción y la ejecución. Por otra parte, la auténtica instalación se considera arte efímero, destinado a la destrucción o al cambio. Necesariamente sucedió, ya que las habitaciones fueron cedidas para un tiempo limitado e inaplazable. ¡En ese aspecto, «Nuevas Propuestas» propicia formación e información.

El «tecnoarte» ha entrado aquí por la puerta grande. En nuestro país, como en todas partes, hay pasiones que se desatan, sobre todo cuando las circunstancias lo favorecen. Nos referimos a la abundancia de videos, pantallas y monitores. Los artistas suelen sufrir, particularmente en las Bienales, por la falta de equipos… y los problemas de la luz. La índole de un anfitrión muy especial ha dado lugar a una fiesta de televisores susceptibles de molestar estéticamente, cuando las imágenes son pobres y la «brutalidad» formal de varios aparatos es la que sobresale.

Creemos que, a pesar de la época y de la boga internacional, el espíritu tecnológico y sus artefactos como componentes visuales, deben ser objetos de reflexión. Recordamos la pregunta hecha en el Moma de Nueva York en 1968 (¡!): «¿cuál es el grado de inventiva y de originalidad en la utilización de la tecnología?»: Ahora bien, el talento, ya comprobado en la materia, de Pascal Mecariello -empezamos a citar nombres- con sus memorias, confesiones y letanías religiosas, resulta excepcional, además de saber construir un ambiente con los bloques televisivos.

Así mismo el «reportaje», a sonido de merengue y bachata, de Polibio Díaz, sobre su presentación estelar en la Bienal de La Habana, convence y fascina. ¡Sólo nos quedamos con hambre… y envidiamos a los habaneros, que se comieron un tremendo bizcocho /»isla artificial», traído por el artista desde Santo Domingo! ¡Viva el arte comestible! También suscitan una mención muy especial las proyecciones de Raúl Morilla, de intensa belleza y emotividad, una oda visual a la condición de la mujer joven, sin olvidar la cámara escondida que sorprende a un espectador… cómplice de la desgracia o desgraciado él mismo al verse?

Los grandes clásicos de la contemporaneidad instaladora –valga la contradicción semántica- no podían faltar. De Tony Capellán recordaremos sus hélices, en azul pluritonal –emparentadas con las  ya famosas chancletas-, delicadamente alineadas sobre la cama. ¡Estremece el contraste y asociación. entre la realidad de los botes naufragados y estas aletas alineadas en el lecho, como armas incautadas en guaridas de maleantes! La instalación de Belkis Ramírez, que no abandona su obsesión de la condición femenina, nos pareció particularmente hermosa e inteligente, fiel siempre a sus «orígenes» de grabadista, ¡Y qué lectura propuesta! Las rosas, estratégicamente colocadas, son más un tributo mortuorio que un homenaje al sexo y la fertilidad.

Esperamos que los pétalos de rosa de Myrna Guerrero signifiquen su retorno a la práctica artística, y, sobre todo al volverse pronto marchitas, bien sugieren una antinomía dramática, y que, como Galileo bajo la tortura, la mujer no reposa sobre un lecho de rosas. Es evidente que los abusos en contra de las mujeres, que golpean a nuestra sociedad y a muchas más, constituyen aquí fuentes recurrentes de inspiración. Por cierto se ha subrayado que la temática de «Nuevas Propuestas» solía ser deprimente… diríamos que felizmente el artista instalador se compromete con las desdichas de su tiempo.

En ese contexto habría que citar otras instalaciones espectaculares, en particular la insólita acumulación de motocicletas monstruosas… de Marcelo Ferder, o el caos mobiliario de Carlos Acero, que no deja de recordar los terrores del robo incontrolable o de la perquisición brutal. En fin, males epocales trasmutados al arte.

La exposición de Fotografías de Fausto Ortiz –a quien agradecemos las imágenes reproducidas–, «Desechos» en sentido real y metafórico, con los maniquíes –¿otro carnaval?-  es de gran calidad, pero indudablemente se hace poco caso de la exposición del pasillo.

En cuanto a las Performances, redescubiertas en Santo Domingo con entusiasmo, infortunadamente no las pudismos apreciar a causa del horario. Solamente vimos a David Pérez, el actual maestro de la performance dominicana, que convivió cinco días con un «hermano» de Haití, una hermosa respuesta a los prejuicios y la discriminación.

Ahora bien, cada uno de los participantes merece felicitaciones por sus aportes: los artistas, Carlos Acero y Amable López por su tesonera labor, y la Asociación de Galerías por sus compensaciones a los curadores… quienes además bien merecieron el fin de semana ofrecido en Bávaro, proporcionando Barceló un auspicio distinto en todos los aspectos.

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