“Arte de Café” con rostro de mujer

“Arte de Café” con rostro de mujer

MARIANNE DE TOLENTINO
La colección “Arte de Café” se espera en Santo Domingo como una tradición ya establecida y la primera celebración anunciando el Día de las Madres.

Hace años que el público anhelaba la reproducción de obras de Elsa Núñez en las finas piezas de vajilla producidas por Casa Cuesta, una de las mejores iniciativas –sino la mejor– para la difusión del arte dominicano y sus pintores consagrados. El  momento ha llegado, y todos se alegran. Elsa es una magnífica artista moderna, con una imagen  poderosa y sensible, reconocida por una multitud de admiradores.

Con emoción citaremos una frase que don Francisco Comarazamy, periodista ilustrado  recién homenajeado en la Feria del Libro, dedica a Elsa Núñez: “Esta sensitiva artista maneja la visión y el espíritu, para que la pintura sea una ilusión grata a los ojos y el alma, una pintura mensajera como el ritual de una homilía.” El intelectual de la comunicación sugiere, con fineza, que la obra de Elsa Núñez, sumando “la visión y el espíritu”, ofrece a la vez las seducciones de la percepción terrenal y la sublimación del arte sacro.

 Ambas vertientes se han plasmado en el juego de tazas y platillos, platos de postre y platones, conjunto de fuentecitas, editados por “Arte de Café”. En nuestra opinión, los bellos platos, reproduciendo cuadros de la Virgen y el Niño, se destinan más al adorno y la decoración, colocados en una mesa o colgados en la pared, dirigidos hacia la mirada del contemplador, hogareño o invitado.

Las otras piezas, que reproducen a jóvenes en el paisaje, entre cielo y naturaleza, se destinan al placer de presentar hermosamente y saborear manjares, que, trátese de un café, una torta o un bizcocho, aunarán así el arte de la mesa y el arte de la expresión pictórica.

Queremos mencionar que la impresión sobre la porcelana nos parece de alta calidad, en la definición de formas y detalles, en las gamas de colores con sus múltiples tonalidades.

La luminosidad se hace sutil –pensamos especialmente en la doncella que llamaríamos “de las flores” –e  irradiante– evocamos entonces la bellísima composición que alterna el firmamento amarillo, la meditativa figura acostada, la alfombra vegetal verdeante. En tazas y platillos, la relación iconográfica, usando en distintas proporciones un mismo motivo y cuadro –con el rostro en close up–, culmina en unidad estética e invita a mirar detenidamente, ¡una muy buena solución visual!

Impronta

La expresión magistral de Elsa Núñez, a la vez enérgica y segura, modulada y vibrante, permite apreciarse. El ritmo y la musicalidad, inherentes a la autora y sus aficiones, también dejan su impronta.

Grande sería la tentación de seguir analizando a Elsa Núñez, inconfundible en su exaltación de la historia del arte, romántica, expresionista, simbolista, susceptible de desplazarse pictóricamente del clasicismo a la modernidad.

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