“Cartas Post Data”: palabras y movimientos en clave de danza moderna

“Cartas Post Data”: palabras y movimientos en clave de danza moderna

POR CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
 “Cartas Post Data” es una reedición del espectáculo presentado por Mónika Despradel en agosto de 1999. En esta nueva edición se presentan los trabajos de tres coreógrafos inspirados en las cartas que en determinados momentos de sus vidas, escribieron personajes que han llegado hasta nosotros por su importancia histórica, política, artística o intelectual.

La diversidad de temas abordados en estas cartas, ofrecen al hacedor de danza múltiples posibilidades para expresar en su lenguaje de movimiento, su particular enfoque del motivo epistolar. Al igual que en Cartas el prólogo deja escuchar, las voces en “off” muy bien manejadas, algunos parlamentos de las cartas, acompasadas por el sonido monótono de las maquinillas de escribir.

La primera entrega nos remite a nuestra historia reciente. Inspirada en la carta de Minerva Mirabal a Manolo Tavares, el esposo amado, Monika Despradel produce una post carta cuya coreografía sencilla, a penas toca el sentir de aquellas lìneas íntimas; Silvia Crespo discreta, esboza  la idea no acabada del todo.

Continuando con el mismo perfil coreográfico, la post carta de Frank Kafka a Milena, de nuevo nos devuele la figura de Silvia Crespo, quien junto a Danny López, produce un paso a dos, sin mayores emociones.

El sentir de Aída Cartagena Portalatín, voz del ayer que se agiganta, vigente hoy cuando convertida en voz de todas proclama: “Aquí hace falta una mujer, y esa mujer soy yo”, es recogido y plasmado por Antonio Gomes, coreógrafo brasileño invitado. Se produce aquí el primer gran momento del espectáculo. En armónica correspondencia, los versos, la música, las voces a capella, los símbolos referentes, los diseños coreográficos y la excelente interpretación de los bailarines, unidos en pos de un ideal estético, dan una idea acabada del sentir de la poeta.

El leiv motiv, “Yo tengo un Sueño” del discurso pronunciado por Martin Luther King en agosto de 1963, motivan a Derryck Spears, para elaborar su danza bien estructurada,  en la que la figura del héroe y mártir se convierte en símbolo de lucha, de los marginados. El grupo asimiló con singular autenticidad esta coreografía, estrenada en el país recientemente por el Washington Reflections Dance.

La voz de Gardel en “Madreselvas en Flor”, es  un referente musical, que nos conecta geográficamente, y sirve de acompañamiento a la coreografía de Mónika Despradel, sobre la carta enviada por la “Asociación de Madres de la Plaza de mayo a la dirigencia política argentina”. El motivo musical se adecúa a la danza, que apenas expone con tres bailarinas, el profundo contenido de la denuncia.

Patricia Ascuasiati siempre ha creido en una escena plural, en la que converjan diferentes expresiones artísticas, esta visión abarcadora está presente en su concepción coreográfica que le inspira la carta íntima del coronel Fernández Domínguez, a su esposa Letty. Más que interpretar la carta, Patricia recrea todo un momento histórico y sus derivaciones. Los temas políticos y los paradigmas no son los más adecuados para la danza, esto no significa que no se realicen danzas de tipo social, ni la toma de posiciones con referencia a un tema o momento político. José Limón a este respecto señalaba que “La función del artista es por siempre ser la voz y la conciencia de su tiempo”, Patricia Ascuasiati artista coreógrafa, de manera consciente o inconsciente asume una posición y afirma algo que va más allá del contenido de la propia carta. Su propuesta es interesante, utiliza símbolos, recursos y efectos visuales válidos para la ambientación del momento de referencia, maneja el grupo y los solistas con singular maestría y les infunde fervor patrio. Pastora Delgado y Armando González asumen el carácter simbólico de sus roles.

Anaís Nin, reconocida escritora de las primeras décadas del siglo XX, es un ícono de sinceridad. Mujer que desafió los prejuicios de su tiempo, es reconocida por el carácter erótico de sus escritos, solía decir que “Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo”. La carta que envía al que sería su esposo, Hugo Guiler, es un reflejo de su sentir. La interpretación que hace Antonio Gomes de ella es la más auténtica, hay  en él una clara intención, una motivación interior que le impulsa a crear ese espacio pasional reclamado por Anaís Nin, y coloca entonces en el tálamo, a los amantes que se entregan al juego ardiente del amor. Desarrolla Gomes un atractivo ritual de movimientos hermosos e insinuantes y un código gestual que los bailarines amantes –Lisbeth Piedra e Iván Tejeda, proyectan con singular plasticidad. El piano en escena, el pianista y la música acariciante, complementan el espacio lúdico sensual.

En las cartas de Mozart a su padre, Antonio Gomes continúa su torrente creativo, sin embargo, la danza no alcanza la magnificencia de la música del genial compositor.

La interpretación de Antonio Gomes de la carta de Gustav Mahler a su amigo Friederich Lohr, posibilita el lucimiento de un bailarín: Raúl Valdez. Dividida en varios cuadros, con hermosa escenografía de paneles en azules esfumantes, el motivo se diluye, es solo un pretexto para la creación danzaria, que no mantiene el mismo nivel de calidad en los sucesivos cuadros, tampoco Valdez logra mantener la clase en las diferentes entregas.

Raul Valdez convertido en coreógrafo produce una alegoría a la comunicación moderna, que se aviene al título que lo inspira, Cartas e-mail. Los recursos de que dispone, ordenadores, luces cenitales y la sugestiva música de Stevergich, se adecúan al tema.

La post data a la carta de Virginia Woolf a su esposo, motiva la mejor creación de Mónika Despradel, que cuenta con una magnífica interpretación por parte de la bailarina Doris Infante. Los efectos de sonido y la voz de Mariela Mercado, contribuyen a la recreación del drama. 

De igual manera, la música de Patrick Doyle para la última post data, a la carta de Gabriela Mistral a Manuel Magallanes, realza los movimientos creados por la Despradel. Carolina Silvestre, evoca el amor de la poeta Lucila Godoy Alcayaga –Gabriela Mistral- por su amado.

El cierre “El adiós”, no logra impactar, no obstante la buena ejecución de los danzantes y la música de Bach.

Post Data es un espectáculo polivalente, con un desarrollo lineal, sin grandes precipitaciones, sin llegar a un clímax verdadero. Pone de manifiesto la disciplina del grupo y su buen desempeño en las técnicas de danza moderna, único género de danza utilizado durante el alargado espectáculo, lo que contribuyó a la monotonía del mismo. Esperamos las futuras presentaciones del “Ballet Clásico Nacional Dominicano”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas