Guido Gomez Mazara me dijo algo durante nuestra conversación, que automáticamente hizo resonancia en mi corazón: “El sentido del éxito en esta sociedad parte de valores invertidos.  La meritocracia no funciona, y la fuerza del dinero ha sustituído cualquier valor”.

¿Cuántos de nosotros nos hemos sentido menospreciados en la última fila de la vida, por no tener el dinero suficiente para encajar en una sociedad donde el mérito nunca es suficiente mientras el dinero, adquirido sin ningún mérito, lo es todo?

¿Cuántos de nosotros hemos sido testigos de personas que sin ningún mérito alguno, pasan a formar parte del VIP Platinum de la sociedad, apenas con una destacada carrera en «lambonismo» que va desde decir exactamente lo que el millonario de moda quiere oír, hasta la profesión más antigua del mundo, que ya sabemos cúal es, y sus distintos matices?

¿Qué nos pasa como sociedad? ¿Por qué las personas más meritorias son las más ignoradas? Porque hemos patrocinado que nuestros jóvenes canten casi con la solemnidad de un himno “amarilys échale agua….” mientras la obra literaria de Pedro Mir queda sentenciada a lo “viejo, aburrido, que ya no sirve”.

¿Dónde quedó el auténtico arte producto de un talento real y una búsqueda genuina de la originalidad y la belleza? ¿Dónde quedó el educarnos para desarrollar ese talento?

¿Qué nos pasa como sociedad? ¿Cuando fue que decidimos que “Ser la más Perra” es el sinónimo de ser una mujer triunfadora? ¿Esa es la “Nueva mujer de hoy” ? Obsesionada por su físico, forzándolo a meterse en un estereotipo que no le corresponde. Obsesionada por un «status» y portadas de revistas. Entonces, ¿para qué estudiamos las mujeres? ¿De qué sirve si terminarás cediéndole el alma junto con tus genitales, al que mejor pague?

 ¿Dónde quedó el mérito? ¿Dónde quedó el trabajo por la excelencia, la inspiración, las buenas ideas, el aporte,  la vocación de ser mejor y servir? ¿Dónde quedó lo verdaderamente importante? ¿En qué momento limpiamos el closet de la sociedad y decidimos echar a la basura nuestros mejores trajes, para ser sustituídos por el plástico de nuestras tarjetas de créditos?

Debe ser por eso que TODO hoy en día es un negocio, como ejemplo la Educación. Fuí testigo de como la directora de un colegio, una “maestra que supuestamente tiene una vocación” daba la bienvenida a los niños que habían regresado de sus vacaciones de verano, sólo que había un pequeño detalle, ella hacía una sutil selección únicamente saludaba a los niños, cuyos padres no debían ninguna cuota en el colegio, los demás, como sus padres tenían alguna deuda en el colegio, no merecían su saludo, se convertían automáticamente en ciudadanos de segunda categoría.

¿Así es el “progreso”? ¿Esto es un “país en vía de desarrollo” ?

¿Cuál es el desarrollo? ¿Por qué si nos vamos desarrollando tan súper bien, entonces lloramos cuando un atleta logra ganar en las Olimpíadas? ¿Por qué seguimos llorando cuando el bueno le gana al malo en las películas, cuando la buena de Cenicienta es elegida por encima de las malvadas hermanastras?

Si todos estamos de acuerdo con este “progreso” que sólo válida el dinero, entonces, ¿Por qué seguimos llorando cuando presenciamos que es al meritorio a quien se le hace justicia, dándole el lugar que merece?

Cuando se llora es porque hay nostalgia, ¿qué es lo que extrañamos si hemos “progresado tanto” ?

 ¡NAMASTE!