Puedo definir a mi padre como un hombre ejemplar, a quien considero un hombre harto escrupuloso para ser un simple hombre de acción. Debo resaltar con orgullo su gran dedicación y sus tangibles aportes ciudadanos en la judicatura, la Junta Electoral, en su apostólico profesorado, su amplia producción escrita sobre: derecho, filosofía, ética, moral y por encima de todo con su familia. Es su pensamiento un quijotismo sobre deontología, honestidad, decencia ciudadana y vida digna. Teniendo él una gran conciencia social, que lo han hecho merecedor de los más altos reconocimientos que les hace la patria a sus hombres de bien.
Hoy en su día, quiero ¨conversar¨ sobre este hombre que con gran mansedumbre y sabiduría siempre se ha alejado de una pretensa salvación humana, esa que seca la fuente de conciencia crítica que es la condición misma del espíritu. Siempre lo he considerado un ¨Lord¨ inglés, por sus normas de cortesía, su conducta ética acrisolada y su dulce trato, siempre amoroso, enseñando con el ejemplo. Recuerdo cuando yo era un niño, su gran admiración por Winston Churchill y siempre ha usado productos Yardley, donde leía ¨made in England¨, de las primeras frases que aprendí a leer. Tal vez por eso su nieta, mi hija mayor Carolina fue ¨fabricada¨ en Londres, su nieto Omar, egresado con honores de la Universidad de Manchester, Inglaterra y Melissa que viaja ahora a especializarse.
Por esas coincidencias de la vida, tengo en mi escritorio dos libros de autores ingleses, encontrando analogías con él. El último libro de Sir Ken Robinson y la última obra de uno de mis admirados Sir Betrand Russell, ambos son ¨Sir¨ de su Majestad. Mi padre recibió el máximo galardón que otorga el Estado Dominicano a sus ciudadanos, ¨La Orden de Duarte Sánchez y Mella, en el grado de Caballero¨, que equivaldría al reconocimiento inglés, pues ambos se otorgan a las personalidades que han hecho aportes sustanciales al bienestar del país, con una vida digna y decorosa.
Ken Robison escribió ¨Finding Your Element¨, en que describe los principales elementos del éxito. Él considera que solo se logra cuando nuestras aptitudes personales se combinan con una gran pasión para la acción. Viejo, hoy aprovecho para darte mil gracias y decirte que enseñaste a tus hijos esos ¨elementos¨, la fortaleza de los sabios, la capacidad de mezclar con sabiduría: talento, pasión y dignidad. Con gran inteligencia, me hiciste médico y me pasó lo que dijo Confucio: -Elige el trabajo que amas y nunca tendrás que trabajar un día en tu vida-.
Bertrand Russell, el prominente filósofo inglés en su libro: ¨Reflexiones en mi octogésimo cumpleaños¨, escribió algo que se me antoja parido por mi progenitor: ¨ He vivido en busca de una visión, tanto personal como social.
Personal, cuidar lo que es noble, lo que es bello, lo que es amable; permitir momentos de intuición para entregar sabiduría en los tiempos más mundanos. Social: ver en la imaginación la sociedad que debe ser creada, donde los individuos crecen libremente y donde el odio, la codicia y la envidia mueren porque no hay nada que los sustente. Estas cosas, y el mundo, con todos sus horrores, me han dado fortaleza¨. ¡Muy feliz día, Don José Silié Gatón y junto con él a todos nosotros, los buenos padres!