El pasado lunes fue el Día Mundial contra el Sida, pero nunca es tarde para alertar sobre esta dramática epidemia que afecta a un número tan elevado de dominicanos. Siempre habrá tiempo para empezar a amar, comprender, apoyar, abrazar, cuidar, acercarse a esos enfermos, casi siempre más necesitados de calor humano que de medicamentos. Hambrientos de comprensión, dolidos porque se les niega hasta el saludo por temor a un contagio, ansiosos de compañía en esa aterradora soledad a que los condena el desprecio de un prójimo insensible, ignorante de su condición.

Hace unos días, un amigo residente en España me envió un artículo titulado “¿Hipocresía en las instituciones sanitarias?” que es oportuno compartir, a propósito de la fecha:

“Desde hace unos meses en España, estamos recibiendo mensajes de una campaña antitabaco a nivel internacional. El esfuerzo realizado para proteger la salud de los ciudadanos es considerable.

Las bebidas alcohólicas también vienen acompañadas por una llamada de atención a la responsabilidad y moderación por parte del consumidor.

Sin embargo, desde hace tiempo sorprende el tratamiento que a nivel internacional se está realizando de un producto muy concreto: el preservativo. Las instituciones sanitarias no informan de los riesgos en el uso de los preservativos.

“Corta por lo sano” es la última campaña para evitar la adicción al tabaco. ¿Por qué no se aplica esta misma medida ante el SIDA? ¿Por qué tantas medias tintas? ¿Por qué llamar sexo seguro a algo que científicamente está comprobado que no lo es? La divulgación actual del uso del preservativo es semejante a los mensajes que difundían en los años cincuenta las tabacaleras sobre las beneficiosas cualidades de los cigarrillos con filtros y boquillas.

Se puede llamar hipocresía, sí, a la conducta puritana para ciertas adicciones y de silencio cómplice para otras. Todo parece que existe un mandato: No se debe hablar de limitaciones al sexo, eso no está bien en los tiempos que corren de hedonismo generalizado.

No nos engañemos, para evitar el SIDA también es necesario “cortar por lo sano”, y tener costumbres civilizadas”.