“Cosas veredes, medicus, que non crederes”

“Cosas veredes, medicus, que non crederes”

Cuando en 1991 la doctora Altagracia Guzmán y las personas comisionadas por el Dr. Balaguer arribaron a una serie de acuerdos, dentro de los que encontraba la conformación de una Comisión Nacional de Salud para deponer la dilatada huelga que ésta había iniciado cuatro meses atrás, probablemente no imaginaban que a partir de ese entonces se rubricaba el acta de defunción de un sistema de salud que desde la llamada Década Perdida (años 80) venía evidenciando su agotamiento: nos referimos al Código Trujillo de Salud.

Ciertamente, esta comisión produjo una serie de avances en el conocimiento de la situación sanitaria; de hecho, se logró publicar el libro “Salud, una visión de futuro” (1995) que plasmó en sus páginas una verdadera radiografía del quehacer en esta área con propuestas para superarlas.

Poco tiempo después, en 1996 el sector privado decide intervenir de manera protagónica en el sector de la salud pública y lo hace publicando la Encuesta Nacional de Salud, “ENDESA 1996” que corroboraba lo que todo el mundo ya se imaginaba: el colapso del viejo modelo y una calidad pésima en el contexto de la salud de los dominicanos.

Casi simultáneamente y aprovechando la huelga más prolongada de la que se tenga conocimiento en la historia de la antigua AMD, (encabezada por el Dr. Francisco José Canó González en 1995) el Dr. Joaquín Balaguer decide, muy a pesar de las criticas, construir una Plaza de la Salud, no sólo en terrenos del Estado, sino también con recursos económicos provenientes de la misma fuente y proporcionándole a ésta (sobre la base de la Ley 520 sobre organizaciones sin fines de lucro) una autonomía que le permitiese violar las leyes de contratación conocidas hasta el momento (Ley 60-97).

Con el paso del tiempo esta institución se fue convirtiendo en una especie de paradigma para los apologistas de un modelo de privatización con la complicidad virtual del Estado.

Mientras se dejaba colapsar las instituciones hospitalarias y del Instituto del Seguro Social, se inicia, a partir de la segunda mitad de los 90, una ola de reformas impulsadas en el sector por el BID, BM, FMI, tomando como marco ideológico las recomendaciones del Consenso de Washington, y que aparecían de manera muy subliminal en una tesis anodina que fue algo así como los “Nuevos Mandamientos” para la salud en una economía de mercado: nos referimos a la tesis de grado de Amanda Louise Glassman.

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