“Cuando un reinado termina”

“Cuando un reinado termina”

POR:REGIL MEDINA HERASME
Jerusalén había sido atacada en el año 605 a.C., por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Este murió luego de reinar por 43 años. Después de su muerte reinaron varios reyes, entre los que encontraban su hijo Evil-merodac (del 562 al 560 a.C.); y su cuñado Neriglisar que reinó por 4 años.

Mas adelante, luego del  reinado de solo dos meses de Labasi-merodac, el imperio babilónico continuó bajo el mandato de Nabónido. Belsasar era hijo de éste último y reinó junto a su padre desde el año 553 al 539 a.C.

La Biblia nos habla de que el rey Belsasar hizo una fiesta con gran banquete donde hubo derroche de bebidas y comidas exquisitas. Entre sus invitados a esa fiesta, se encontraban sus príncipes, mujeres y concubinas.

Belsasar en su borrachera de licor y poder, cometió el gran error de no respetar artículos consagrados al servicio de Jehová en el templo de Jerusalén,  los cuales habían sido tomados como parte del botín de conquista.

Hubo esa noche un hecho que sobrecogió la mente y el corazón de todos los presentes, y de manera especial al rey Belsasar. Aparecieron unos dedos de una mano de hombre, que escribía una escritura en arameo, lengua desconocida para los babilónicos,  en una pared del palacio real.

El rey palideció, llegando a turbarse tanto que “se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra” (Daniel 5:6). Dicho en buen dominicano, este rey estaba muerto de miedo. No estaba preparado para un anuncio tan especial y sobrenatural.

Toda la soberbia, orgullo y arrogancia se detuvo en ese momento. La borrachera se le quitó en un instante.

En todo el reino solo había un hombre conocido como “interprete de sueños y descifrar enigmas”, llamado Daniel, que pudo descifrar el significado de la escritura en la pared: Mene, Mene, Tekel, Uparsin. La interpretación fue la siguiente: “Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. Tu reino ha sido roto, y dado a los medas y persas”.

Si bien Belsasar tuvo durante su mandato mucho poder, grandeza y riquezas. Su reino era completamente corrupto y malvado, y no pudo resistir el juicio de Dios. Y es que la hora del juicio de Dios le llega a grandes y pequeños, a ricos y pobres. Y es que los mandatarios no deben olvidar que sobre un alto hay uno más alto que vigila, y ese es Dios.

Si usted ha estado alejado de alguna manera de Dios, queriendo vivir la vida “a su manera”, con una constante falta de temor de Dios. No importa su posición económica o social. Vuélvase de su estado de pecado ahora, pida a Dios que le perdone y comience a vivir de acuerdo a su Palabra, y sus normas de justicia, porque Dios interviene aún ante reyes y presidentes, poniendo fin a su reinado, cuando han sido hallados faltos delante de El.

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