“¡Diga perejil!” estilo tejano

“¡Diga perejil!” estilo tejano

JOSÉ B. GAUTIER
Este escrito lo dedico a los que llevan anotaciones en Santo Domingo, en Washington y en El Vaticano sobre el jueguito de las migraciones, la religión y los perjuicios raciales:

Que la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, con sede en Costa Rica, en la cual se acaba de elegir a un juez de nacionalidad dominicana como miembro (una dama), anote en su agenda para juzgar y condenar como crimen a la humanidad violatorio a los derechos humanos, la exigencia del gobierno norteamericano de requerir el conocimiento del idioma inglés de Shakespeare (Hamlet, Julio César, Otello, El Mercader de Venecia) para todos aquellos inmigrantes a USA, legales o indocumentados, para ser admitidos como ciudadanos de ese país.

¡Bendito! ¿Dónde se habrán metido los curas del Servicio de Migrantes y Refugiados con su “Por un mundo multicultural, sin discriminación, celebremos la diversidad”? ¡Je, je, je! ¡Piedras para los más chiquitos, -si, ¿verdad?!

Resulta ahora hasta chistoso que todos los inmigrantes que “hacen el trabajo que los norteamericanos no quieren hacer”, según expresó y repitió públicamente el propio presidente Bush (ya hasta los negros americanos, los African American, los herederos del sueño de Martín Luther King, los de una nación dividida por el racismo, esos que cantan “Old Man River” como remeros esclavos del Misisipi, tampoco quieren hacerlo) sean obligados también a aprender el idioma inglés para que recojan las cosechas; trabajen en la industria, en la construcción; en las factorías, trafiquen con drogas, recen a Cristo en la “Catholic Church” y las “Christian Churches” los domingos, y mueren como héroes “marines” combatiendo en Irak a los “terroristas” islámicos.

Los guardias de Trujillo, ese dictador dominicano de una llamada “República Bananera”, durante la operación limpieza de ilegales haitianos en suelo patrio realizada en el año 1937, después de firmado el Tratado de Límites, que dio fin a las disputas en el año 1937, después de firmado el Tratado de Límites, que dio fin a las disputas territoriales entre ambos países, -esos guardias analfabetos que leían al revés-, distinguían a los dominicanos de los haitianos, no por el color de la piel, si no por la forma de hablar. “¡Diga perejil!”, exigían los guardias. Esos que no supieron pronunciar correctamente con claridad meridiana, la palabra “perejil”, fueron deportados a su país de origen o muertos si resistían a la operación.

Sólo aquí es pecado hablar del corte nacionalista del 1937, necesario para completar y concluir la obra iniciada durante la sangrienta guerra de independencia del 1844 que nos separó de la República de Haití y la de Restauración de la República del 1965 que nos liberó de España, para convertirnos en una nación libre, independiente y soberana. Es con sudor, sangre y lágrimas que se escribe la historia, no con sátiras y burlas del pasado pidiendo perdón a Dios por lo sucedido.

Callar o desvirtuar la historia, sus hechos trágicos y sangrientos, para no ofender a los haitianofilos infiltrados en la corrompida economía y política local y a los intereses de los empresarios agrícolas y de la construcción, dominicanos y extranjeros y a sus padrinos de la Iglesia Católica y cristianas, es un crimen.

Los dominicanos no debemos acomplejarnos de nuestro pasado histórico por más espeluznante que ahora parezca. Tampoco es un pecado hablar de Hiroshima o Nagasaki en USA. Mucho menos del campo de concentración de Guantánamo en Washington. Las cámaras de exterminio de Auschwitz en Alemania. Los gulag soviéticos en Rusia. Sus causas. Sus efectos.

Por el contrario, El Alamo en Tejas, la guerra con Méjico, la guerra hispanoamericana en Cuba, la ocupación militar de Haití y Santo Domingo, la primera y segunda guerra mundial, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, la guerra de Irak, son hitos históricos que enorgullecen al pueblo norteamericano.

No sé cuál metodología de punta a lo Rambo utilizará el Gobierno del presidente George Bush para determinar entre los once millones de extranjeros indocumentados viviendo en los USA, cuáles dominan el idioma inglés, para otorgarles la residencia o la ciudadanía o por el contrario deportarlos, pero en USA hay muchas palabras capciosas como “shit” que suenan como muchas otras y que son de muy difícil pronunciación para un extranjero. Esta palabra puede servir como Piedra Roseta para inmigrantes no parlantes de inglés como lo hizo en el ´37, – “Diga perejil”.

¡Oh, Dios mío, qué trabajo me dio para que me entendieran en mi juventud pronunciar correctamente, cuando estudiaba en los Estados Unidos el bachillerato en The Peddie School, y el college en Cornell University, distinguir la diferencia de sonido entre “cheat” un engaño, “sheet” una sábana o una hoja de papel o simplemente decir que me estaba haciendo “shit”!

¿Cómo saber si es un engaño “cheat” lo que propone el presidente Bush con los inmigrantes indocumentados, o simplemente una hoja de papel “sheet” que se la lleva el viento o el verdadero atolladero producto de un “shit” que tanto hiede?

La historia se encargará de evaluarla como a nuestro “Diga perejil”, pero con ramos de flores, toque de corneta y marchas militares en el cementerio de Arlington por ser idea del presidente norteamericano y no de “tiranos” como Trujillo, Hitler o Stalin.

Y mientras se escribe la historia… Ahora hermanos y hermanas de esta congregación religiosa, mientras nos despedimos hasta el próximo domingo, abramos el libro sagrado en la página 25 y cantemos todos en la paz del Señor: ¡Onward christian soldiers marching on as to war… With the croos of Jesus…! (¡Pa’lante guardias cristianos como si fuera marchando a la guerra… Con la cruz de Cristo…!)

¡Ah, ah, ah, también cantemos en himno a la tierra de la libertad y la esperanza, “God Bless America, land of de free… (¡Dios salve a América, tierra de libertad…!)

Y recuerden que con su óbolo de un dollar (US$1.00) al mes usted le puede salvar la vida a cientos de niños pobres y hambrientos en la ciudad de Santo Domingo, hijos de padres o madres desempleados, desplazados de sus trabajos por la mano de obra haitiana, viviendo amontonados en los barrios marginados de Cristo Rey y María Auxiliadora y los cinturones de miseria de La Ciénaga y Los Gandules; Los Alcarrizos y el cementerio Cristo Redentor, donde trabajan los miembros de Organizaciones e Instituciones Cristianas en cientos de nuestra ONG, repartiendo donaciones alimenticias recibidas a través de nuestras instituciones caritativas cristianas en USA, en España, en Francia, en Inglaterra, en Canadá. ¡Tan solo un dollar (US$1.00) y salvarás a los pobres niños dominicanos!

Este bla, bla, bla, con un pueblo dominicano atrapado, prisionero de fuerzas políticas y religiosas contrarias a los intereses nacionales, puede seguir indefinidamente.

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