Esta semana recibimos con gran dolor la noticia del cierre del semanario Clave y el periódico electrónico Clave Digital. Dos medios de comunicación con un alto interés en mostrar una visión crítica y abierta de la realidad socio-política, económica y cultural del país que contaban con un grupo de articulistas independientes y críticos.

El cierre de Clave es una manifestación clara de lo que está ocurriendo en la situación socio-política de nuestro país, de deterioro de nuestra débil democracia e instalación de un clima de autoritarismo en todas las esferas de la sociedad.

Sutilmente se han ido cerrando los espacios de discusión y difusión de pensamiento crítico y democrático. La coerción de la libertad de prensa se ha incrementado y se expresa en:

– Cierre de programas de televisión y radio;

– Cooptación de periodistas y comunicadores sociales en distintas partes del país;

– Atentado y amenazas contra periodistas y comunicadores como lo que ocurrió con Jordi Veras en Santiago, el equipo de Nuria Piera, las amenazas a Alicia Ortega y  Marino Zapete, entre otros;

– La negación y ocultamiento de informaciones sobre expedientes de corrupción y narcotráfico. Cada día somos testigos del manejo oscuro de los expedientes de corrupción y narcotráfico, se le niega a la ciudadanía la información sobre los casos que se investigan y las personas involucradas en ello, como ocurrió con la publicación del caso Arturo del Tiempo en el semanario Clave y sus vínculos con el jefe de la policía.

El Fiscal del Distrito declara que tenía informaciones que “no puede decir” violando con ello la ley de acceso a información y a los derechos de la ciudadanía con la negación de informaciones importantes sobre los casos de corrupción y narcotráfico y las personas-redes involucradas.

¿Hacia dónde vamos?

Muchos escenarios se unen para mostrarnos un clima sombrío en nuestra democracia.

Lo que acaba de ocurrir con Clave se une a una denuncia de atentado contra su director ejecutivo Fausto Rosario. Una acción más que demuestra cómo vuelve el terror a nuestra sociedad al igual que en los sombríos 12 años de Balaguer.

El cierre de Clave es una gran pérdida donde un gran sector de nuestra sociedad se ha quedado sin voz y se invisibilizan muchas realidades que se prefieren ocultar.

Todo esto nos muestra que nuestra sociedad está muy lejos de ser democrática, moderna y de progreso como pretende vender la presidencia de la República hacia el exterior.

No dejemos que el terror y el miedo nos paralicen, los que queremos una sociedad distinta somos mucho más que los que tratan de impedirlo.