Uno de los artistas se sirvió del barro cocido para expresar su obra. Otra optó por una visión evocadora inspirada en Borges. Y así, seis más se manifestaron como mejor les pareció, recurriendo incluso al humor, la añoranza, la figura femenina, la frescura y la libertad.

¿Qué tenían en común entonces? Su origen. Todos son argentinos que residen en República Dominicana, quienes decidieron aportar cada uno su estilo, para dar como resultado “Egos en Almíbar”, una exposición que se dejó abierta en el Museo de Arte Moderno (MAM), en ocasión de la fiesta nacional de ese hermano país.

Al segundo piso del edificio, donde se llevó a cabo el acto de apertura de la muestra, se dieron cita embajadores, empresarios, artistas y otros representantes de la sociedad dominicana.

En el inicio de la parte formal de la actividad, las notas de los himnos nacionales de Argentina y República Dominicana fueron entonadas, siendo posteriormente pronunciadas las palabras de bienvenida por Sarah Hermann, directora del MAM, quien explicó que Egos en Almíbar propone una vista diferente de la obra y el creador o creadora.

“En momentos diferentes y por razones igualmente variadas, el proceso migratorio les tocó a los artistas que hoy exponen, los cuales emprendieron un viaje iniciático hacia un nuevo entorno”, expresó.

Luego, tomó la palabra Jorge Roballo, embajador de la República de Argentina, quién se refirió a la historia reciente de su país y a la función de dicha nación.

“Como país hemos reafirmado desde siempre una profunda adhesión a los propósitos y principios que animan en su carta, tanto con una activa participación en pro de la paz y seguridad internacionales, como en la promoción del desarrollo social y económico de la humanidad, la defensa de los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo”, afirmó.

“Espero que esta celebración del Día Nacional Argentino, con una expresión del arte, sea interpretada como un gesto de festividad creativa, como un modo de entender que el arte y la cultura son herramientas fundamentales para el crecimiento y la madurez de nuestros pueblos”, agregó.

Con ese acto, quedó inaugurada la exhibición, en la que el arte es esencialmente sofisticado, reflexivo, pero no carente de emoción, ni de sensibilidad por los detalles.

[b]Los artistas[/b]

– Teté Marella se inspira en Borges, Piazolla, Gardel y en el Tango.

– Cecilia Casamajor se expresa a través de la figura femenina.

– Karin Weyland documenta una producción que sigue un proceso de rescate de escenas y vivencias en las que el ser dominicano tiene un amplio protagonismo.

– José Luis Pedroza opta por la añoranza, rememorando un clásico del cine como lo es “Casablanca”.

– Marcelo Ferder apunta un tanto de humor a los juegos semánticos y formales que implementa.

– Daniel Pezzi hace del cuerpo un emblema de la mortalidad humana.

– Héctor Capelletti aporta imágenes de personajes autóctonos y escenas cotidianas de nuestro país.

– Enrique Royo se sirve del barro cocido para expresar la infinita maleabilidad de la forma.

Leopondo Maler conjuga la tradición histórica que proporciona una identidad con las necesidades perentorias del presente.