“El amor de madre que me faltó, no le faltará a mi hija”

“El amor de madre que me faltó, no le faltará a mi hija”

Quería seguridad, apoyo y la tranquilidad que no encontraba en casa de mi madre y su esposo, quien me maltrataba. A los 16 años decidí casarme con un hombre 34 años mayor que se convirtió en mi madre, mi padre, mi abuelo, mi amigo, mi todo… si no lo hubiera encontrado a él no sé qué sería de mi vida, me sentía perdida y sola en el mundo”, afirma Edilania Pérez, de 22 años.

 Esta joven que hace 16 días se convirtió en madre de una niña, vio la unión con un hombre maduro como su “salvación”, pues no quería tener un embarazo no deseado, ni emparentarse con un vago, un adicto a las drogas o un delincuente. Soñaba con un futuro promisorio.

Mientras besa el rostro de su hija y al comprar unas frutas frente a la maternidad Nuestra Señora de la Altagracia asegura: “Las circunstancias de la vida me obligaron prácticamente a casarme, pues carecía de amor de madre y orientación, pero Dios me vio con ojos misericordiosos y me dio un esposo que a pesar de ser humilde me ha ayudado a alcanzar mis metas y luego de seis años de estar juntos me regaló el tesoro más preciado de mi vida: mi hija Ruth”.

 

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