“El cansancio histórico”

“El cansancio histórico”

El formidable escritor cubano de novelas policíacas Leonardo Padura, plasmó en boca de uno de los personajes de su obra La Neblina del Ayer, la sentencia que encabeza este artículo que obliga a una reflexión,  ya que encierra el momento trascendental que está viviendo la humanidad.

 Padura es muy amigo de los dominicanos, y en las novelas de su personaje Mario Conde destaca los cigarros y el ron dominicano que le envía su amigo Freddy Ginebra.

 La digresión de Padura acerca del cansancio histórico es muy parecido a aquello que escribió Fukuyama acerca del fin de la historia. Es la sensación que se extiende por todos los países, de que las expectativas de las poblaciones han sido defraudadas o saboteadas por quienes  supuestamente eran los indicados de hacer de los países, algo  adecuado para una mejor convivencia.

 Para el caso cubano la cosa es más grave, ya que las nuevas generaciones se han encontrado que todas las promesas de su régimen acerca del bienestar en un paraíso  socialista,  se las han destruido, cuando de repente se dieron cuenta que la pobreza y limitaciones en que viven les estaban imponiendo privaciones y sacrificios que ya no se ven en otros países.

 Además, fue muy pobre la respuesta del régimen socialista cubano con el surgimiento  de  una juventud con todos los vicios y desviaciones  de la burguesía  capitalista, con el tipo de música,  los hábitos con el consumo de drogas,  extravagancias en el vestir y en atormentarse con todo tipo de guindalezas por todas partes del cuerpo o tatuajes cubriendo toda la anatomía. La abundancia de las jineteras así lo confirma.

 De ahí que el cansancio histórico  que plasma Padura en crudas palabras acerca de la sociedad cubana es algo que no es exclusivo de la patria de Martí, ya que es la constante de nuestros países, que siempre en todos nos hemos creído el ombligo del mundo, y que desde nuestras tierras surgirían los líderes, las ideas y decisiones que cambien el rumbo de la humanidad.

 Por eso, el cansancio  que sienten las nuevas generaciones acerca del devenir histórico,  viene determinado de cómo los políticos nos han matado las esperanzas, cuando con su voraz  corrupción, dejan muy mal parados a quienes deben trabajar día a día para el sustento. Entonces,  la rebelión ya no es como era antes, a base de sangre y fuego,  en que nunca resolvieron nada. Ahora se recurre a otro tipo de protesta   muy singular, que solo busca aniquilar los sistemas políticos vigentes, haciéndolos sentirse acosados  por multitudes de jóvenes con el alcance de los diversos sistemas modernos de comunicación, que vía internet les permite hasta derribar gobiernos, como ha ocurrido en los países árabes de la costa del mar Mediterráneo, desplazar gobiernos como en Grecia e Italia, y electoralmente,  en España.

 El cansancio histórico es muy singular, que nos obliga a revisar todas las creencias y conductas, para ver si este desenfreno, que cubre a todas las clases sociales, pueda pararse y devolverle a la humanidad las esperanzas de un nuevo renacer.

Lo que se ve ahora es deprimente y nos sumerge en un profundo pesimismo de que todo está perdido, en especial como vemos el desmembramiento de la familia, y consecuentemente, lo que antes se entendía era una institución inconmovible, o sea el matrimonio.

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