“El carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las pruebas; la vida en sí, toda, es una prueba.”

“El carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las pruebas; la vida en sí, toda, es una prueba.”

Siempre que iniciamos el último mes del año, nos sobrecoge una angustia por aquello que no pudimos conseguir o ni siquiera intentamos realizar. Es ciertamente una sensación de impotencia cuando nos damos cuenta que se nos fue el año sin cumplir nuestros propósitos. Es quizás por ello que diciembre se disfraza de alegrías y de luces multicolores con las cuales equilibramos las nostalgias, la tristeza, o la aceptación de nuestras deficiencias. Diciembre es preludio de esperanzas, cuna de energías renovadoras que nos ayudan a apostar por el futuro y a desear iniciar un nuevo año lleno de retos y proyectos. Pero hay diciembres más sombríos y avasalladores, preludios de eneros confusos y futuros tenebrosos. Este se pinta como uno de esos, sorpresivamente injustos, imposibles de manejar y tristemente ausente de alegrías, de abundancia y de esperanzas. Mucha gente no quiere pensar en política porque la política con sus promesas falsas ha creado una insalvable falta de confianza en la ciudadanía. La gente no quiere colores partidistas ni líderes en quienes creer, la gente quiere sencillamente vivir, participar en el convite de la vida a través de los más elementales servicios de salud, educación y vivienda, algo que hoy ven escapar de sus manos y de sus ilusiones más quiméricas. Pero como bien reza nuestro pensamiento de hoy “El carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las pruebas”. Y es cierto. Sólo cuando llueve sacamos el paraguas, sólo cuando se nos presenta la necesidad, abrimos la puerta de nuestras potencialidades internas y sólo a través de la prueba avanzamos o fracasamos en el intento. La vida es eso. Una continua prueba en esta escuela que es la vida, en este espacio que es la Tierra. Pero si bien muchos están pasando momentos de grandes desafíos, de inmensas limitaciones, de desconcierto ante lo imposible de manejar, no menos cierto es que Dios desea que sobrepases las pruebas de la vida en la seguridad de que El nunca permite que las que enfrentes sean mayores que la gracia que El otorga para sobrellevarlas. “Cuando entiendes que la vida es una prueba, te das cuenta de que nada es insignificante para ti. Aún los percances más pequeños tienen significado para el desarrollo de tu carácter. Cada día es importante y cada segundo es una oportunidad para hacer crecer y profundizar tu carácter, para demostrar amor y depender de Dios.”* Dios no desperdicia nada y estos tiempos de crisis estan sirviendo para sacudir la humanidad de la vanidad desmedida, de la ambición, de la falta de valores, de la desigualdad, de la indiferencia, de la violencia y del egoísmo. Y por supuesto nos pone a todos el exámen, la prueba, para tensar nuestro carácter y aprender a salvar los problemas a través de la fe. La fe en nosotros mismos, la fe en la gracia que nos otorgó nuestro Creador, la fe que mueve montañas y que como energía inagotable nos acompaña hasta el fin de los días mientras descansamos en El. Sin embargo, la mayoría de la gente está abrumada, sin ojos para ver más allá de sus propios problemas, está amargada y maldice su presente mientras sepulta su futuro. Está violenta y entiende que con la ira logra tranquilizar su desconcierto. Está resentida y se ocupa de juzgar sus desaciertos en los errores de los demás. Y por supuesto, todas son reacciones dañinas e inutiles. El resentimiento siempre nos daña más a nosotros que a la persona con la que estamos resentidos.

Yo los convido a vivir un diciembre de esperanza. Dando gracias a Dios por sus carencias, porque nos han enseñado el gran valor de la abundancia, y elevando el corazón a Dios con una plena confianza en su promesa “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes…planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.**

Esta edición especial de Navidad, nos trae la abundancia de la partida doble, con dos portadas dedicadas a exaltar personajes relevantes de la ciudad de Santo Domingo, y de la región del Cibao. Seis exquisitas damas engalanan la portada de Santo Domingo, derrochando el amor que nace en abundancia en sus corazones para los más necesitados, demostrando de forma fehaciente el verdadero espíritu de la Navidad: Lian Fanjul, de la Fundación Mir, Arelis Rodríguez, de la Fundación Falcombridge; Mery de Marranzini, de la Asociación Dominicana de Reahabilitación; Teresita de Santos, de la Fundación Banco de la Esperanza; Clara Tejera de Reid, del Centro de Integración Familiar, y Rossy de Moore, de La Hora de Dios. Mientras que la portada dedicada al Cibao es un claro derroche de dinamismo y juventud con Xenia Gel de Álvarez, una historia real de amor y humanismo.

Además, atractivos reportajes relacionados con el tema navideño e interesantes entrevistas a distinguidas personalidades de nuestra sociedad, hacen de esta edición un verdadero motivo para alegrarnos.

¡Feliz Navidad y que Dios los bendiga!

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