“El espejo de Babel”, obra de Luis Brea Franco

“El espejo de Babel”, obra de Luis Brea Franco

POR INGRIS LEYBA
El filósofo dominicano Luis Brea Franco presentó durante un acto realizado en el Foro Pedro Mir de Librería Cuesta, su más reciente inspiración literaria, titulada El espejo de Babel.

Una visión crítica de la cultura, texto que reúne 145 ensayos inéditos, escritos por el autor como testimonio de su profunda preocupación  por el destino cultural.

Las palabras de bienvenidas estuvieron a cargo de Verónica Sención, seguida de la presentación formal de la obra por parte de los escritores León David y Juan Freddy Armando.

El primero manifestó que la lectura de la nueva obra de Brea Franco “es remedio para contender contra la pereza mental, triaca que nos defiende de la ponzoña de la trivialidad y la estupidez, vacuna contra el virus letal de una civilización obesa de conocimientos y flaca de sabiduría”.

Mientras, Juan Freddy Armando subrayó que el autor hace una verdadera disección de los problemas mediatos e inmediatos del ser humano nacional, sin desmedro del universal, en la que, a la manera del antiguo arúspice egipcio, abre y hurga en sus órganos para encontrar en ellos las enfermedades del presente social dominicano y sus proyecciones al futuro.

Finalmente el autor explicó que el conjunto de ensayos  fue escrito por “una necesidad personal de trascender la vacuidad que marcaba el resbaladizo coletazo de un período de tiempo, en el que todas las jerarquías y normas, y todo lo principal e importante para nosotros como colectividad perdía lugar y categoría”.

En el prólogo Brea Franco declara que el libro que ahora presenta estaba concluido desde mediados del año 2004. “Esta colección de ensayos –añade- alcanza sólo ahora la luz pública como conjunto, por dos razones que me impuse por motivos personales”.

En primer lugar, dice, “quise dejar que el tiempo fluyera y se interpusiera entre el momento en que fueron escritos y publicados como artículos de opinión, y el momento en que salieran a la luz como conjunto, para que su lectura pudiera ganar en perspectiva”.

En tal sentido, dijo que prefirió esperar dos años para comenzar a resaltar el elemento universal, la visión conceptual, el pensamiento que le servía de soporte  para que destacara el elemento propositivo, en el entendido de que muchos de los problemas o limitaciones planteadas aún persisten, con el agravante de que con el tiempo han devenido en “taras estructurales de nuestra cultura y de la administración cultural”.

Dijo que durante el tiempo que escribió los textos, entre el 2000 y 2004, “el país se desplegaba sin norte ni dirección, como enloquecida veleta entregada, sin posibilidad de abrigo, a vientos tormentosos”.

“Ahora con esta selección de ensayos, que adelanto como un posible juego de casillas abiertas, propongo otra lectura, diferente a la marcada por las urgencias de entonces; otra lectura que retornando a repensar los temas y motivos, las preocupaciones y las angustias que nos dominaban, nos permitiera recoger y enmarcar en una amplia perspectiva algunos hilos conductores, sobre temas capitales para nuestro destino histórico”, refirió el filósofo.

El conocido pensador dominicano recalca que en su libro hay una concepción del sentido de la cultura y aclara: “Por mucho que intentemos justificar el mundo y podamos hablar sobre la plenitud del círculo –como lo cerrado y concluido en sí mismo–, e intentemos historiar su origen y sus fines, siempre nuestro crear se sostendrá sobre lo arbitrario, sobre la ausencia de fundamentos, sobre el azar y el acaso; y como tal, nuestro mundo, nuestras obras y comportamientos, serán siempre sustancia frágil, fragmentaria y misteriosa para quienes viven; pero sobre todo, para aquellos cuyo destino consiste en crear obras y símbolos”.

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