“El Fiero” y “La Era de Trujillo”

“El Fiero” y “La Era de Trujillo”

SEGUNDO IMBERT BRUGAL
Poco se puede decir de dos libros que te han gustado y que quieres recomendar en un artículo de quinientas palabras. Para más, los libros te los han regalado dos amigos y  quieres agradecérselo. Lo  intento.

La prensa, acallada por la censura de dictaduras y de poderes fácticos, o aniquilada y colocada en respiradores artificiales de periódicos únicos y estatales, nunca cesa de reflejar la atmósfera de la época.

Lo que no se dice, como lo que no se oye, se convierte en silencio elocuente; si logra ocultar, deformando y suprimiendo, puntualiza angustiosamente la trama del silencio. A sus anchas y libre, es ella cronología viva de la historia de una sociedad.

Cuando se logra paciente e inteligentemente compaginar reseñas, artículos, avisos, comentarios y reportajes de los más importantes rotativos vigentes en la dictadura más conspicua, tragicómica y degradante del siglo veinte – las que le siguen están ineludiblemente a la zaga-  se le ofrece al lector una oportunidad singular de sentir (esto lo logra también de forma asombrosa Mario Vargas Llosa en la “Muerte del chivo”), y percatar el “ethos” de una tiranía:  la de Trujillo en el libro de Fernando Infante.

Quienes logren leerlo,  espero que sean muchos jóvenes  (iluso yo…), podrán con todo su psiquismo, en cuerpo y alma, adentrarse en aquel poder que penetraba la inteligencia y la moral de los más morales y de los más inteligentes, acentuado por la tenebrosa y abyecta colaboración de la Iglesia Católica.

Fernando no especula ni opina: deja que las páginas encarceladas de los periódicos  nos susurren lo que allí paso.

Le agradezco que me regalara   “La Era de Trujillo, cronología histórica, 1930-1961”.

Hamlet Herman, buen y acucioso  consumidor de la lógica y de la objetividad, quizás sin darse cuenta, o “sin querer queriendo”, cuando nos entrega la biografía épica y romántica – el romanticismo y el idealismo, más que la lógica y la realidad, primaron en la vida de “El Fiero”, de Eberto Lalane José –  nos ofrece un, hasta ahora ajeno, lente de aumento para detallar, igual que lo hace Infante en su cronología, la dinámica grupal, política, organizativa y estratégica de la fallida invasión guerrillera de Playa Caracoles.

Aquellos que se interesen en entender el grado de inmadurez política en la que se encontraba la izquierda dominicana, la precariedad de los movimientos armados que preparaban el desembarco y el desprecio inocultable de Fidel Castro por el héroe dominicano, a quien se sacudió de encima con un imperioso ultimátum y el dinero para la embarcación que lo llevaría al inevitable fracaso, ya tienen las páginas indispensables para hacerlo. En esta biografía de un joven ejemplar, de los que ya se extinguen en el “tucurucutún” del reguetón y la cultura de “el perrito”, nos enfrentamos con aseveraciones controvertidas  del autor que hacen que el libro también sea un reto especulativo. Pero, ideología y aseveraciones aparte, “El Fiero” ilumina nuestra epopeya contemporánea. También le agradezco a Hamlet su regalo.

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