“El pincel y la batuta” del
dominicano José Luis Baldera

“El pincel y la batuta” del<BR>dominicano José Luis Baldera

POR HELEN JÁQUEZ
La música es un medio de expresión artístico que mueve emociones y sentimientos. La destreza de saber manejar cualquier instrumento musical es una  cualidad que el hombre desarrolla con gran pasión.

Este arte auditivo en las manos del artista plástico dominicano José Luis Baldera pasa al lienzo, tal como si se tratase de las melodías de un piano, una guitarra o un  cadencioso tambor.

“En El pincel y la batuta” ,  título de la próxima exposición que el joven artista estará presentando a las 8:00 de la noche el día  8 de noviembre en la Galería de Arte Guernica, José Luis procura  “pintar la pasión de la música, la energía y la vibración que esta  produce en cada ser humano cuando escucha música, en especial un instrumento de agrado personal” , según sus palabras.

Desde el punto de vista de estilo, este trabajo de Baldera, que consta de  alrededor de 20 obras en diferentes formatos, destacando el uso del óleo y el acrílico, se puede catalogar como expresionista, por su manera de deformar la figura conforme al estado interior del artista.

“Estoy tratando de hacer una pintura audible, pues es posible oír la música en el lienzo”, expresa.

Y es que José Luis Baldera, un aficionado a la música y un guitarrista frustrado,  se convierte en  “El pincel y la batuta”  en el ejecutor de sonido producido en el lienzo, dejando sin importancia a  la figura que toca y dando un poco de espacio a las manos bondadosas que regalan la melodía visual.

Baldera justifica el uso de mucho color, manchas, rayones, elementos simétricos y distintos planos con el hecho de que la música es simétrica y matemática;  lleva una secuencia y una estructura formal, pero dentro de ese formalismo, transmite una dosis de espontaneidad en la interpretación del músico. En este caso del pintor.

“La música siempre te lleva de una dimensión a otra. Por eso trato de trabajar en planos, que son como puertas, canales o etapas por las que yo voy pasando de una en una. Esto explica los contrastes de mi trabajo, que son parte de mi personalidad”.

Baldera, de 35 años de edad, regresó hace 7 meses  de El Salvador tras haber vivido siete años en ese país hermano.

Manifestó que haber residido por tanto tiempo en el extranjero fue un aporte para él, tanto en el aspecto personal como profesional, que le ayudó a valorar más  su patria, con sus virtudes y defectos.

“Para mí, vivir en El Salvador se convirtió en un desierto de mí mismo, para concentrarme más en mi trabajo”.

Explicó que al ser El Salvador un país de una cultura más sosegada, le ayudó a ser más calmado, lo que se nota en sus lienzos, en donde ahora predominan áreas más limpias, pero sin olvidar sus raíces caribeñas, que son notorias  en el uso de los colores primarios y puros.

En cuanto a sus estudios, José Luis Baldera se ha nutrido de distintas academias, teniendo la oportunidad de estudiar en Génova (Italia), Huelva (España), y en Estocolmo (Suecia).

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