“El sueño del celta”

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Madrid. Estar en Madrid nunca antes tuvo tanto sentido hasta saber que  coincidiría en tiempo y espacio con Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más importantes de este tiempo y, vaya cosa, uno de los que ha influido en mí.

Por eso, desde que nos enteramos que el nuevo Premio Nobel de Literatura estaría en la ciudad para dar una rueda de prensa y presentar de manera oficial en España su libro: “El sueño del celta”, por el que ganó el premio, modificamos la agenda e hicimos todos los esfuerzos necesarios para tener de frente al gran escritor.  El escenario escogido fue Casa de América, un centro cultural dedicado a promover el arte y la historia latinoamericana. Y hasta allí acudieron decenas de personas para tener el privilegio de conversar y escuchar a un grande de la literatura.

 Como gran escritor, cuyo halo de talento está consagrado en el mundo, no sorprende que el Premio Nobel estuviese en su lista de sueños que cumplir. Sin embargo, ante la pregunta de qué sintió al saberse ganador de este importante galardón, la respuesta fue una sorpresa total, literalmente. “Nunca soñé ganar el Premio Nobel. Mi única aspiración era escribir buenos libros y que mis libros se leyeran como yo leí los grandes libros que me han cambiado la vida”.

Y dentro de un halo de humildad dice que todavía no sabe si ese sueño, el de impactar a los demás a través de sus letras, se ha cumplido. Mas nosotros sí sabemos que es uno de los escritores con mayor influencia tanto en el ámbito literario como en el político y social.  A raíz de ganar este premio, la vida de Vargas Llosa ha cambiado. Confiesa que desde que se supo la noticia, su nueva residencia, cuya dirección sólo conocían dos o tres amigos, se llenó de prensa y público en general.

Desde entonces el acoso no ha parado y en palabras del autor “no tiene límites”, una sobreatención que aunque a muchas personas podría gustarles, a Vargas Llosa no le hace mucha gracia y lo tolera sólo porque sabe que es algo pasajero.

“Me tranquiliza que esto sea transitorio y saber que dentro de semanas volverá a la normalidad”.

“No es que no me gusta, sino que no estoy acostumbrado”, aclara al tiempo que agrega que ahora sólo está durmiendo dos o tres horas al día, los días que duerme. Vargas Llosa se define como un fiel amante de la escritura, por lo que confiesa que ni siquiera el ganar este premio le ha impedido seguir escribiendo.

“Escribir y leer son mis dos grandes placeres, tal cual una moneda son el anverso y el reverso de mi vida, yo me dedico sólo a eso, y de las otras cosas se encarga mi mujer”, dice.

Agrega que cuando su ritmo de escritura se ve interrumpido por factores exógenos se siente extraño e inseguro por lo que tiene que volver al trabajo.

De esta manera se siente afortunado porque a él nunca le ha afectado “el blanco”, lo que algunos escritores definen como tener frente a sí la hoja en blanco y no tener nada que escribir, sino que en su caso las ideas siempre fluyen.

Recuerda que Flauvert dijo que: “Escribir es una manera de vivir” y que en su caso su vida está organizada en base a la escritura.

Explica que   sus aspiraciones continúan siendo las mismas que  antes  de ganar el Premio Nobel. Dice que en su escaso tiempo libre gusta de escuchar música clásica (en eso se autodefine como un conservador), charlar con los amigos (explica que le encanta cultivar la amistad), y ver películas.

No le hace gracia la piratería. Mientras algunas personas ven en la piratería una forma de acceder al arte de manera barata, para Vargas Llosa es uno de los factores que atenta contra la creación artística. Para él es un reflejo del escaso respeto que hay a la legalidad.

Lo que más le preocupa es que en muchos no existe la conciencia de que la piratería es algo malo e indica que ésta perjudica a los editores que pagan impuestos, a los libreros, a los distribuidores y -por ende- al Estado en sí.

Explica que en su caso, una de sus editoras le dio el dato de que por cada libro original de él que se vende, se piratean siete.

Argentina.  Además de sus dotes literarias, Vargas Llosa es conocido por sus posiciones políticas y sociales; de ahí que un periodista de Suecia aprovechara su presencia para preguntarle su opinión sobre el futuro de Argentina tras la muerte de Kirchner y el de Brasil con la victoria de Dilma Rousseff.

Respecto a Argentina definió como trágica la muerte del ex presidente y consideró que para Argentina superar el actual panorama político y social debe  dejar atrás la experiencia peronista que se deriva en una política populista.  Mientras que para Brasil consideró que en política interna el gobierno de Lula va bien, porque ha reducido de forma acelerada la pobreza y ha permitido el crecimiento de la clase media; sin embargo, dijo esperar que la nueva presidenta no continúe la misma línea en política exterior que su predecesor, pues “es demasiado complaciente con dictaduras”.

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Sobre el libro

El sueño del celta

La aventura que narra esta novela empieza en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, una mañana de 1916. Aquí se cuenta la peripecia vital de un hombre de leyenda: el irlandés Roger Casement. Héroe y villano, traidor y libertario, moral e inmoral, su figura múltiple se apaga y renace tras su muerte. Casement fue uno de los primeros europeos en denunciar los horrores del colonialismo con argumentos.

De sus viajes al Congo Belga y a la Amazonía peruana quedaron dos informes memorables que conmocionaron a la sociedad de su tiempo, pues se revelaba una verdad dolorosa: no era la barbarie africana ni amazónica la que volvía bárbaros a los civilizados europeos; eran ellos, en nombre del comercio, la civilización y el cristianismo, quienes cometían los actos más bárbaros. Estos dos viajes y lo que allí vio, cambiarían a Casement para siempre, haciéndole a emprender otra travesía, en este caso intelectual, tanto o más devastadora.

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