Un tsunami llega con toda su fuerza arrebatadora al espacio teatral Guloya, y sus enormes olas inundan la escena desbordando la capacidad creativa de Claudio Rivera.
En El Tsunami, obra teatral escrita por Manuel García Cartagena, el autor recurre al sincretismo de nuestros pueblos, y toma a las entidades o fuerzas tutelares: Anaísa, del panteón criollo, orisha de la belleza, y a la yoruba Yemayá, orisha de la vida, de la maternidad, como protagonistas de su propuesta, una interesante alegoría sobre el final de nuestra isla, condenada a desaparecer por orden de Ogún, dios yoruba de la vida y de la muerte.
De forma fragmentada, las diferentes líneas argumentales de orden simbólico ofrecen la oportunidad al director de crear un espacio lúdico cautivante, donde se suceden escenas de ficción y realidad. Las orishas protectoras, Anaisa y Yemayá, ataviadas con hermosas vestimentas, que nos remiten a nuestro carnaval, cubren el espacio de colorido y movilidad, y claman piedad a Ogún para que no destruya la isla. Viena González y Claudio Rivera en función de travesti, con sugestivos movimientos, uno de los lenguajes, mejor manejados, encarnan las entidades.
Escenas y discurso. En otras escenas que nos conectan con nuestra realidad, hay un discurso textual subyacente, una crítica cáustica a nuestra sociedad.
La frivolidad con toda su simbología queda expresa en la escena de la Revista Social, donde además, la discriminación se hace presente. De alto contenido es la del comerciante agiotista, perverso y deshumanizado, así también la escena de los transexuales, nos habla de una realidad que no nos es ajena.
Claudio Rivera, actor orgánico por excelencia, seduce en cada una de sus caracterizaciones por el manejo racional de artilugios escénicos y una expresión corporal y gestual elocuentes. La versatilidad de Viena González le facilita abordar los diferentes roles, logrando junto a Rivera una simbiosis actoral estupenda. No menos eficaz, José Ramón Thomas en sus diferentes intervenciones, une a su calidad de histrión, la expresividad de un cuerpo maleable. El ritmo de farsa pautado por el director, el vestuario, la música, la escenografía, son parte de ese todo envolvente que es El Tsunami.
No sabemos realmente cuál es el verdadero tsunami, si el que azota a la sociedad en su degradación, o el tsunami de Ogún, que pretende borrarnos de la faz de la tierra; lo que queda claro es que el uno es consecuencia del otro. Con esta obra de innegable calidad, García Cartagena entra con buen pie a la dramaturgia dominicana.
Zoom
La obra
Sigue en cartel
La obra El Tsunami se estará presentando en el Teatro Guloya a las 8:30 de la noche los viernes y sábados y los domingos a las 6:30 de la tarde.